Hoy se conmemoran 20 años de los deslaves de Vargas que afectaron a esta región costera el 15, 16 y 17 de diciembre de 1999 después de 20 días de fuertes lluvias, las más intensas registradas hasta la fecha en el país.
La tragedia, que marcó un antes y un después en el Litoral y que ocasionó numerosas víctimas, dejó corrimientos de tierras e inundaciones, que pudieron ser vistos y oídos por TV y radio. Un ejército de voluntarios, funcionarios del Gobierno y gente de las comunidades socorrieron a las personas afectadas. Protección Civil, bomberos, médicos, enfermeras, la Fuerza Armada y policías tampoco detuvieron sus labores de ayuda.
El número de personas fallecidas en la tragedia de Vargas siempre ha sido una incógnita, 16 años después, se habla de 10.000, 25.000 o 50.000 muertos. Una investigación de campo efectuada por Defensa Civil sostiene que murieron cerca de 7.400 personas. Otros estudios señalan que la cifra de fallecidos no superó el millar de personas.
La costa se transformó y las laderas del Waraira Repano se resintieron y quedaron grandes aberturas en ella.
Otros lugares del país también se vieron afectados
Caracas también se vio afectada por el fenómeno, varias quebradas salidas de cauce arrastraron personas, vehículos y viviendas. San Bernardino colapsó totalmente, con el desbordamiento de la quebrada Anauco, Cotiza y Lídice fueron notablemente afectados por la quebrada Catuche y otros sectores fueron arrasados como Blandín y Plan de Manzano.
En Miranda se reventó la represa de El Guapo, en Barlovento. La población fue evacuada. También se desbordó el río Tuy. Hubo daños en Táchira, Trujillo, Falcón y Nueva Esparta, donde zonas montañosas colapsaron y arrastraron gente y viviendas. En Zulia se desbordó el río Limón.
Una navidad inundada por el dolor
Lolimar Carrera, profesora de Cultura; Lengua y Literatura; Oratoria; y Entrenadora Vocal en la Universidad Marítima del Caribe, y habitante de la parroquia de Caraballeda (estado Vargas), contó cómo fue su experiencia durante la tragedia de Vargas. A pesar de no haber presenciado los deslaves, dice sentir después de 16 años una gran nostalgia por todo lo que vivió el pueblo de Vargas durante esa navidad.
Como muchas madres varguenses, compró el Niño Jesús para su hija María Laura, quien para aquella época contaba con tan solo 3 años, hizo hallacas y adornó su casa para disfrutar de la navidad como año tras año hacen la mayoría de las familias venezolanas.
A partir del 15 de diciembre el pueblo de Vargas quedó totalmente incomunicado, sin electricidad y transporte. Lolimar contó que el deslizamiento de las piedras y rocas, a través de la montaña, generó algo que los habitantes pensaron era un temblor.
A pesar de que su vivienda no se vio afectada y contaba con alimentos, tuvo que abandonar su hogar durante 15 días aproximadamente para instalarse en un hotel en Caracas. Se trasladó en fragatas, desde allí observó casas y vehículos tapeados, pero no logró identificar ningún sector de Vargas porque el agua había arrasado con todo.
Calificó como desalentador y triste que muchos caraqueños, a pesar de haber visto por televisión las traumáticas imágenes de Vargas luego de la tragedia, celebraron la llegada del año 2000 con fuegos artificiales «como si nada» cuando muchas personas murieron, entre esas uno de sus tíos paternos.
Señaló que aunque ha superado las perdidas «con mucha madurez» guarda una gran nostalgia por todas esas amistades, compañeros de trabajo, vecinos, que nunca más podrá ver. «Hay mucha gente que cuando llueve (en Vargas) busca calmantes, suda frío, se angustian», agregó.
Avances después de la tragedia
Pero como el ave fénix, el litoral venezolano supo cómo resurgir de las cenizas, y durante de los últimos 16 años los gobiernos varguenses han trabajado mancomunadamente con el Gobierno Nacional para reconstruir la ciudad.
DesdeLaPlaza.com/ÚN/AMB/DM