El punto muerto se ha agravado durante este fin de semana, sin solución a la vista. Atenas ha rechazado la última propuesta de los acreedores, que implicaba un recorte extra de 2.000 millones de euros, equivalente al 0,5 % o 1 % del PIB griego.
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Los socios comunitarios, por su parte, estiman insuficientes las concesiones adicionales que el gobierno griego se comprometería a hacer.
Los negociadores griegos reclaman una reestructuración de la deuda a cambio de hacer nuevos esfuerzos en las metas fiscales y las reformas. La línea roja de Tsipras, en cualquier caso, son las pensiones. No acepta bajarlas como le piden la Comisión Europa y el FMI.
Así que tras este fin de semana las diferencias siguen siendo importantes. Entre caras largas y cada vez mayor crispación, la presión sigue al alza ante la reunión del Eurogrupo del jueves, en Luxemburgo.
DesdeLaPlaza.com/Euronews/AMH