Todos los niños tienen gustos y personalidad diferentes y esto se nota cuando entramos al cuarto de uno de ellos; el punto es que cada habitación tiene sus características y refleja el carácter de los pequeños de la casa. Esta era la visión de James Mollison, un fotógrafo keniano autor de “Where children sleep” (Donde duermen los niños), un libro de fotografías donde buscó reflejar la vida de más de 200 niños alrededor del mundo a través de la imagen de su dormitorio. Cuatro años tardó Mollison en completar la obra que cuenta con el apoyo de la ONG “save the children”. Para este trabajo recorrió medio mundo fotografiando menores de distintos países y clases sociales y los lugares donde duermen, toda una reflexión que nos lleva a comparar las diferencias en el mundo. El libro se agotó rápidamente y esta a la espera de nuevas ediciones. Mollison cuenta que la inspiración le llegó mientras se descubrió pensando en su habitación “cuán insignificante fue durante mi niñez, y cómo reflejaba lo que tenía y quién era. Se me ocurrió que una forma de abordar las complejas situaciones y problemas sociales que afectan a los niños sería mirar sus habitaciones en todo tipo de circunstancias”. A continuación, los niños y sus dormitorios: Roathy
El dormitorio la pequeña Kaya de 4 años está repleto, desde el suelo hasta el techo, de ropa y muñecas. Su madre le confecciona todo su vestuario: tiene 30 vestidos y abrigos, 30 pares de zapatos y numerosas pelucas. La niña vive en compañía de sus padres en un apartamento en Tokio, Japón. Syra
Pertenece a la tribu de los Bassari y vive en Senegal. En la aldea creen que el alma que Syra de 8 años fue robada por los espíritus malignos después de que su madre tratara con un brujo. Debido a esto, a la niña no le permiten dormir junto a una mujer una mujer en edad de procrear; por esta razón lo hace con su abuela. Joey
El chico quien es uno de los estadounidenses del conteo (Kentucky) acompaña frecuentemente a su padre a cazar, tiene dos rifles y un arco, y cazo su primera pieza a la edad de 7 años: un ciervo. El adolescente de 11 años no ve con buenos ojos que se mate a los animales por deporte.
En un bloque de pisos en Beitar Illit, Cisjordania vive Tvzka de 9 años. La familia promedio suele tener 9 hijos, pero Tzvika tiene solo una hermana y dos hermanos, con quienes comparte dormitorio. La televisión y los periódicos están prohibidos. Va a una escuela donde el deporte no está permitido, a Tzvika le encanta leer las Sagradas Escrituras y jugar a juegos religiosos con su pc. De mayor quiere ser rabino. Lamine
El chico de 12 años vive en Senegal y comparte dormitorio con otros chicos, donde las camas tienen las patas hechas con ladrillos. A las seis de la mañana, empieza a trabajar en la granja-escuela de la aldea, donde aprende agricultura y ganadería. En la escuela coránica a la que asiste Lamine no aceptan chicas. Douha
En un campo de refugiados palestino de Hebron, Cisjordania, vive Douha de 10 años, en compañía de sus padres y otros 11 familiares. Comparte dormitorio con sus cinco hermanas. Su hermano, Mohamed, se inmolo en 1996 matando a 23 civiles en un ataque suicida contra los israelíes. Tras esto, el Ejército de Israel destruyo la casa de su familia. Douha tiene un póster de su hermano en el dormitorio.
A sus 15 años es miembro de la tribu Rendile, del norte de Kenya. Tiene dos hermanos y dos hermanas. Su casa es una tienda hecha de pieles y plásticos. Tienen un fuego en mitad de la tienda, alrededor del cual duerme toda la familia. Sus tareas consisten en cuidar el rebaño de cabras, cortar leña y traer agua. Fue a la escuela de la aldea durante un par de años pero decidió abandonar sus estudios. Nantio espera que un moran (guerrero) la escoja para formar matrimonio. Como es costumbre, antes de casarse tendrá que sufrir la ablación del clítoris. Thais
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