La palabra “Una vez más por favor” podría ser relacionada con una cantidad infinita de situaciones diarias, pero en este caso, fue la frase perfecta para nombrar la obra teatral dirigida por Michel Tremblay, incluida en el Festival de Teatro de Caracas.
La presentación artística, interpretada por los actores Diana Volpes y Costa Palamides, se llevó a cabo durante los días 16 y 17 de abril a las 7:00 p.m y el lugar perfecto para desarrollarla fueron las instalaciones del Teatro Principal, ubicado en las adyacencia de la histórica Plaza Bolívar de Caracas.
Esta interesante creación relata la historia de un hombre ya maduro, que decide hacer una breve recopilación de aquellos momentos representativos de su crecimiento y desarrollo personal, acompañados de su madre.
Él, en plena autoexploración, inicia su proceso artístico desde pequeño con el apoyo incondicional de su madre. Ella, la típica madre llena de extremos y quejas, que, según él, habría sido la principal motivadora de la pasión y el amor hacia el arte.
Aun no eran las 6:30 de la tarde cuando los interesados, mayores de 18 años, ya comenzaban a ubicarse en la fila correspondiente para ingresar; unos con su entrada en mano, otros con la esperanza de conseguir el boleto para disfrutar de esta grata función. A las 6:50 de la noche ya ingresaban a las instalaciones los amantes del teatro.
Diez minutos más tarde todo estaba listo para comenzar. Con tenue luz, antigua música de fondo, un tocadiscos, una lámpara y una mesa cubierta de obras literarias, decoraban el escenario. Ahí estaba él, el actor, el intérprete, el hombre que lograría remover, sin duda alguna, cantidades de sentimientos indiscriminadamente.
Fue a las 7:15 de la noche, luego de una breve introducción, cuando inició su viaje al pasado, un pasado añorado y nostálgico en compañía de su mamá, aquella mujer terca, dramática y exagerada, así descrita por él, sin embargo, la única voz que él deseaba volver a oír solo una vez más.
Desde su niñez, rodeada de las más grandes travesuras, irresponsabilidades, inconsciencia e inexperiencia, hasta la madurez y seriedad representada, en algunos, por los 22 años de edad, pleno desarrollo de su carrera artística y esa búsqueda personal, a veces presionada por la insistencia de una madre desconforme.
Ya faltando 15 minutos para las 8:00 p.m habían calmado las risas extendidas de los espectadores, para ser sustituidas por pequeños sollozos imposibles de disimular. Es que era inevitable oír cada palabra tan semejante a la realidad de los presentes y ausentes, que cada hombre y mujer del público halló en sí algún recuerdo que lo hizo retroceder a ese inolvidable momento con la persona que sólo vive en su memoria.
Con un final inesperado, exactamente faltando cinco minutos para las 8 de la noche, el artista mostró al público otra manera de decir adiós, tan diferente a lo común. Acompañó el momento de música, la cual cambiaba dependiendo de la época a la que el hacia referencia entre sus recuerdos, llamó a su madre, adoradora de las tablas y la televisión, y le mostró literalmente, el cielo, el cual ella alcanzó con emoción, momento ideal para finalizar la muestra teatral. Una de las tantas obras del Festival de Teatro de Caracas que revolucionó la semana santa de Caracas.
DesdeLaPlaza.com/ KH