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Cortázar para amar

Sí, es Día del Amor y la Amistad, San Valentín, Día de los Enamorados o como lo quieran llamar. Sí, hoy es el día de las marcas comerciales, los restaurantes abarrotados, los mensajes cariñosos lanzados por Facebook. Hoy se venden más flores que nunca, más condones que nunca, más bombones que nunca y más peluches que nunca.

 

Y claro, habrá quienes regalen más poesía que nunca.

 

Quienes entienden de verdad la poesía, saben que la poesía no se entiende, se siente. Hay poesía argumentativa, figurativa, explosiva, incomprendida, atada a reglas geométricas o libre e impertinente como una gran interrogante. Hay poesía de todo tipo. Hay poesía a la medida de cada quien.

 

Pero como el viernes que acaba de pasar recordamos que hace 32 años Julio Cortázar llegó al final del juego de la rayuela, y porque protestamos estas fechas impuestas para la compradera de cachivaches color rosa con encaje, que sea esta página un pretexto para leer la poesía cortaziana, de la mejor que hay.

 

Y ¿quién sabe? Tal vez alguien comete la sensatez de ahorrarse una plata, memorizar un poema y decirlo en voz alta a manera de regalo. Ese sí que es un tiro al piso.

 

Para fechas celebratorias como las de hoy, Cortázar tiene Bolero:

 

Qué vanidad imaginar

que puedo darte todo, el amor y la dicha,

itinerarios, música, juguetes.

Es cierto que es así:

todo lo mío te lo doy, es cierto,

pero todo lo mío no te basta

como a mí no me basta que me des

todo lo tuyo.

 

Por eso no seremos nunca

la pareja perfecta, la tarjeta postal,

si no somos capaces de aceptar

que sólo en la aritmética

el dos nace del uno más el uno.

 

Por ahí un papelito

que solamente dice:

 

Siempre fuiste mi espejo,

quiero decir que para verme tenía que mirarte.

 

Y este fragmento:

 

La lenta máquina del desamor

los engranajes del reflujo

los cuerpos que abandonan las almohadas

las sábanas los besos

 

y de pie ante el espejo interrogándose

cada uno a sí mismo

ya no mirándose entre ellos

ya no desnudos para el otro

ya no te amo,

mi amor.

 

¿O por qué no lanzarse con la gran pregunta? También para eso Cortázar escribió y nos dejó su poema Para leer en forma interrogativa:

 

 

Has visto

verdaderamente has visto

la nieve los astros los pasos afelpados de la brisa

Has tocado

de verdad has tocado

el plato el pan la cara de esa mujer que tanto amás

Has vivido

como un golpe en la frente

el instante el jadeo la caída la fuga

Has sabido

con cada poro de la piel sabido

que tus ojos tus manos tu sexo tu blando corazón

había que tirarlos

había que llorarlos

había que inventarlos otra vez.

 

Pero si lo que pretenden es dejar a alguien boquiabierto de la conmoción, entonces Julio Cortázar les dejó After such pleasures:

 

Esta noche, buscando tu boca en otra boca,
casi creyéndolo, porque así de ciego es este río
que me tira en mujer y me sumerge entre sus párpados,
qué tristeza nadar al fin hacia la orilla del sopor
sabiendo que el placer es ese esclavo innoble
que acepta las monedas falsas, las circula sonriendo.

Olvidada pureza, cómo quisiera rescatar
ese dolor de Buenos Aires, esa espera sin pausas ni
esperanza.
Solo en mi casa abierta sobre el puerto
otra vez empezar a quererte,
otra vez encontrarte en el café de la mañana
sin que tanta cosa irrenunciable
hubiera sucedido.
Y no tener que acordarme de este olvido que sube
para nada, para borrar del pizarrón tus muñequitos
y no dejarme más que una ventana sin estrellas.

 

Como siempre, la poesía es la mejor respuesta. Así que les deseo un feliz día de más poesía y menos peluches de acera.

 

Gipsy Gastello

@GipsyGastello

ggastello@gmail.com

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