«Reverdecer y producir en la ciudad» es el nombre que tiene la creación natural que rodea la plaza de Los Museos de Bellas Artes. De la mano con el Ministerio de Agricultura y Tierras, colectivos, movimientos y grupos juveniles, se ha creado esta siembra que transforma, embellece y educa a todos aquellos frecuentan la plaza.
Por un lado La Anaconda, que ubica su cabeza y su cuerpo compuesto por verdes plantas, es descrita como:
«Es la anaconda, de siglos y siglos, un animal que simboliza la unión entre el mundo terrenal y el de arriba, el de los sueños. Es la serpiente emplumada de los Aztecas y la resistencia de nuestros pueblos amazónicos, Yanomami, Pemón, Piaroa, Guajibo. Es también la imagen de los ríos que atraviesan la tierra, de la onda que deja el canto del pájaro y el murmullo de la selva. Como una cadena, La Anaconda busca reposo y su cuerpo, fuente orgánica, te invita mano a mano y con trabajo conuquero a construir su lecho».
Por el otro, el Agro-Carro, donde las piedras decoran su interior y las matas se unen a la decoración. Basado en la obra del artista francés Armand Pierre Fernandez, mejor conocido como Arman, «White Orchid» (1963), representa la unión entre la naturaleza y los desechos industriales. Una creación dirigida a aquellos que consideran que es imposible que lo que pensamos que son desperdicios, puede fusionarse con aquellos elementos naturales que nos regala el planeta tierra.
«Se intenta mostrar que la coexistencia entre la anti natura urbana de los residuos industriales y la naturaleza fértil, la tierra y semilla, es posible. Por la participación de hombres y mujeres que buscan preservar la vida en el Planeta, garantizando el equilibrio y armonía de la biodiversidad nuestra. Este Agro-Carro expresa la idea de que el mundo actual requiere de una transformación urgente, por lo que rinde homenaje al arquitecto venezolano Fruto Vivas y a las sabias enseñanzas de «Las casas más sencillas», donde nos muestran diversas propuestas para, de forma natural, habitar la tierra».
Desde la plaza/NB