Hace algunos años la compañía Vibram lanzó al mercado unos zapatos llamados ‘FiveFingers’ (zapatos de cinco dedos), que tenían como objetivo el que las personas pudieran correr y hacer deporte de forma más natural, casi como si estuvieran descalzos. Vibram prometió a sus compradores que su producto podía disminuir lesiones y fortalecer los músculos del pie.
Pero una ciudadana decidió presentar una demanda colectiva en contra de la compañía por engañar a los consumidores, al prometerles varias ventajas sin ninguna clase de respaldo científico. La empresa decidió destinar 3,75 millones de dólares para pagar reembolsos de 94 dólares a cada persona que hubiese comprado un par de estos zapatos desde marzo del 2009.
De acuerdo con los papeles de la corte que recibió la demanda, la empresa aún no ha admitido nada de manera expresa ni ha aceptado alguna falta real o potencial o alguna clase de responsabilidad.
Varias compañías de zapatos aprovecharon el boom de los llamados ‘barefooters’ (personas que prefieren correr descalzas) para crear calzado con suelas totalmente planas o con pocos milímetros de altura. Nike, Brooks y Vibram fueron algunas de ellas.
En Estados Unidos este tipo de zapatos tienen el 10 por ciento del mercado de zapatillas para correr, que asciende a los 588 millones de dólares y creció un 303 por ciento entre noviembre de 2010 y noviembre de 2012.
No es la primera vez que esta industria se ve envuelta en este tipo de demandas. En el 2012, Skechers tuvo que pagar 45 millones de dólares para terminar con una demanda de la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos que acusó a la compañía de engañar a los consumidores acerca de las propiedades de sus ‘Shape-ups’, producto que prometía ayudar a perder peso y fortalecer y tonificar los glúteos, las piernas y los músculos abdominales. Igualmente, Reebook acordó pagar 25 millones de dólares por una demanda similar con sus zapatos Easy Tone y RunTone.
Desde la Plaza/ The Washington Post / AMH