El ciclista alemán Tony Martin (Etixx-Quick Step) se ha impuesto este martes en la cuarta etapa de la 102ª edición del Tour de Francia, un recorrido de 223,5 kilómetros entre la localidad belga de Seraing y la francesa de Cambrai, y se ha vestido con el malliot amarillo de líder en una jornada muy temida por los principales favoritos, que lograron llegar agrupados en el grupo de cabeza.
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El alemán sumó su quinto triunfo en la ronda gala, el segundo que no es contrarreloj, su auténtica especialidad.
El año pasado ganó en una etapa de montaña en Los Vosgos, tras atravesar seis puertos y estar fugado 155 kilómetros, 65 en solitario.
A su abanico de victorias sumó este martes otra modalidad, la victoria oportunista, sorprendiendo a los «sprinters» con un ataque a pocos kilómetros de la meta. Un éxito que venía acompañado del maillot amarillo.
Martin, «el tanque», había pasado en las tres primeras etapas rozando el liderato de la prueba. A la cuarta puso toda la carne en el asador para no dejarlo escapar.
«Ha sido duro ver como se me escapaba el maillot amarillo. Quería lograrlo el primer día y estaba muy contrariado porque no lo tuve. Luego se me ha ido escapando. Al final lo he logrado», dijo.
Abrazado por sus compañeros, la mirada clara del germano marcaba más que la alegría del doble golpe que logró en Cambrai: etapa y liderato.
Triple campeón del mundo contra el crono, Martin era el máximo favorito para ganarlo en Utrecht. Pero el desconocido australiano Rohan Dennis le sacó 5 molestos segundos.
A la segunda, en una etapa marcada por los abanicos y la lluvia, consiguió meterse en el pelotón de adelante, donde no estaba el maillot amarillo. Pero vio como el efecto de las bonificaciones se lo quitaba de nuevo de las fauces en beneficio del suizo Fabian Cancellara, tercero en la meta de Zelanda.
Cancellara se vio disminuido por una caída en la tercera jornada, por lo que el maillot amarillo volvía a ponerse a tiro de Martin. Pero de nuevo el alemán lo vio pasar ante sus narices, en esta ocasión por apenas 6 décimas de segundo frente al británico Chris Froome.
Martin cruzó la meta de Huy casi con lágrimas en los ojos, porque veía que el liderato con el que tanto había soñado se escapaba. Pero el alemán no es del tipo de personas que se viene abajo por un contratiempo.
«Creo que cuando no intentas algo no lo consigues», aseguraba enfundado ya en su maillot amarillo. Para conseguirlo todavía tuvo que superar alguna dificultad más.
En el último tramo adoquinado de la jornada sufrió un pinchazo cuando el pelotón de los favoritos parecía más lanzado. Sus opciones parecían esfumarse, pero Martin no se vino abajo.
Enlazó con el grupo de cabeza, donde estaban todos los favoritos y donde había un buen ramillete de «sprinters». Difícil lograr los segundos de bonificación suficientes para lograr el amarillo.
«En ese momento no me lo pensé. Quedaban 4 kilómetros para la meta y los otros han debido de pensar que estaba muy cansado o que estaba muy lejos. Yo sabía que era el buen momento», explicó.
Martin había entrenado unos días en Cambrai. Conocía el terreno y sabía dónde tenía que intentarlo. «Si llegaba a la última curva con algo de ventaja podía conseguir el triunfo», narró.
Al final le sobraron 3 segundos ante un grupo de perseguidores desorganizado que le permitieron lograr el triunfo y el liderato.
«La mala suerte de ayer se tornó hoy en buena. Yo siempre lo busco, trato de sorprender, a veces sale bien y otras no», insistió.
Martin logró el maillot amarillo en el Tour con menos contrarreloj de los últimos años, en la etapa de los adoquines y en unas circunstancias adversas.
Ahora espera guardarlo hasta la primera jornada de reposo en Pau, justo antes de que empiece la alta montaña. «Creo que puedo estar arriba en el Muro de Bretaña (octava etapa) y estoy en uno de los mejores equipos para la contrarreloj por equipos (novena). Creo que puedo mantenerlo», dijo.
DesdeLaPlaza.com/2001/AMB