Zinedine Zidane no se encontró, ni mucho menos, un grupo deprimido en su primera toma de contacto con la plantilla blanca. La salida de Benítez ha aliviado los males de muchos de los jugadores del Real Madrid.
El grupo está dispuesto a variar el rumbo de los acontecimientos, empezando por los entrenamientos y el trabajo diario. Buena cara y mejor espíritu. «Aquí estamos para ayudarte en todo lo que sea necesario. Cuenta con nosotros», comentaron a un Zizou que vio cumplido su sueño de dirigir al Real Madrid, ese que nació en su cabeza hace poco más de dos años y que ha llegado mucho antes de lo que pensaba.
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Zidane saludó uno por uno a todos los jugadores del Real Madrid. Antes de salir al césped -esperaban 6.000 aficionados que hubieran hecho imposible la comunicación-, se dirigió al grupo. En su cabeza, dos ideas: «Trabajo e ilusión». No hay más secreto en su mensaje. Es directo.
Si en la rueda de prensa insistió en eso del trabajo como base de todo éxito deportivo y en la ilusión como camino para recuperar la senda ganadora, en el vestuario sus palabras fueron muy parecidas. «Ahora toca trabajar», afirmó el francés a un grupo que ayer rebosaba motivación y una alegría perdida en el momento del adiós a Ancelotti, y que se negaron a recuperar con Benítez en el banquillo.
El grupo, con el capitán a la cabeza, recibió a Zidane con los brazos abiertos. Ramos y compañía fueron cariñosos con un técnico al que alguno de ellos todavía le ven como un jugador más, como aquel que es capaz todavía de hacer ruletas y malabarismos en los partidos de veteranos.
Zidane sabe que la relación que mantendrá con ellos no se parecerá en nada a la de tiempo atrás. El francés no largó un discurso interminable a sus jugadores. No es su estilo. Es más un hombre de gestos. «Han sido palabras sencillas. Les he querido transmitir mi alegría, que estaba contento por ser el entrenador, que teníamos objetivos que cumplir y que vamos a hacer todo lo posible para lograrlo. Vi a un equipo concentrado y animado. Están contentos».
La relación entre jugadores y entrenador no se inicia de cero: «Es un punto importante porque conozco al vestuario desde la etapa de Ancelotti. Luego, hay que trabajar. Saben que no hablo mucho, pero no pasa nada. El día a día con mi equipo va a ser fundamental. Lo único que quiero transmitir es que hay que ganar. Poco más».
Los jugadores son conscientes de que el panorama actual llega por su actitud y rendimiento de Rafa Benítez. Nunca reconocerán que quisieron echar al anterior técnico, pero sí que hablarán de un tiempo mejor de la mano de Zidane. No ocultan que se la juegan y por ello han cambiado de actitud desde el primer día. La alegría ha vuelto al vestuario blanco, algo que necesitaba el Real Madrid.
DesdeLaPlaza.com/Marca/LDJ