Tal vez no le resulte muy familiar el nombre de Mario Sepúlveda, pero seguramente recordará su rostro. Durante 70 días el mundo entero no hizo otra cosa que dedicar algún momento de sus pensamientos diarios a Chile, más concretamente a los mineros de Atacama.
Treinta y tres mineros se tragó la tierra en el derrumbe de la mina de San José, y durante esos 70 días supimos sus nombres, el de sus familias, los llevamos a diario a nuestras casas, estuvieron en nuestras tertulias, y los creyentes dedicaron palabras de fe y oraciones.
En esa mina estuvimos muchos, y en el rescate también. Por eso recordamos a Mario Sepúlveda, porque era él el que arengaba la felicidad de aquel reencuentro con la vida.
El Banco de Chile ha tenido el buen tino de elegir a esos 33 hombres dignos, valientes y queridos por el mundo, pero sobre todo por Chile, para que sean los encargados de emocionar a su selección de fútbol.
Mario, tan emocionado como aquella vez que la tierra los devolvió, les dice a sus compañeros jugadores de “La Roja” chilena (la auténtica roja), «España es difícil, Holanda es difícil. No nos asusta el grupo de la muerte. No nos importa la muerte, porque la muerte ya la hemos vencido antes».
Desde la Plaza/El Confidencia/ AMH