La desesperante demora en designar al entrenador de la Vinotinto, conspirando contra la ilusión del país futbolístico, encuentra mientras tanto argumentos que fortalecen las candidaturas naturales como despropósitos con anuncios de nombres que no caben en los razonamientos medianamente sensatos, más allá del eco mediático que distrae.
La Libertadores trajo a la memoria el viejo canto de los hinchas del Caracas, aquel de “Entrenador hay uno solo, Chita Sanvicente es nuestro entrenador”. El técnico que llevó a los Rojos a la mejor campaña copera de un cuadro venezolano en 2009 dio otro golpe continental con un grupo de muchachos poco conocidos, preparados física, mental y tácticamente para trascender. Con Independiente Santa Fe encontraron el gol esquivo durante horas, para agregárselo a su interesante juego que ya había dominado al Atlético Mineiro. Seguramente perderán algunos de los siguientes partidos, pero haber superado tantas desventajas confirma una vez más la capacidad del estratega. Mientras tanto Zamora es el puntero del campeonato, pese a encararlo en paralelo.
Se sabe que la designación de Sanvicente tendría tanto consenso en el público que aliviaría de toda crítica a la Federación. También Richard Páez ha mostrado con Mineros su actualización para fortalecer la candidatura, que exhibe lo que ya consiguió en la más alta competición. Se oirían algunas voces en contra si fuera el elegido, pero mayoritariamente habría una aceptación. Ninguno de los dos tiene la sintonía previa que le resulta cómoda al presidente de la FVF, porque coinciden en un estilo combativo sin la diplomacia con la que Farías manejó esa relación, por más que al mismo tiempo se peleaba en otros frentes.
Los rumores repetidos sobre el posible técnico extranjero han oscilado entre candidatos imposibles, algunos que ya pasaron su época y otros que no tienen la categoría requerida. No aparecen en la lista nombres de quienes están siendo exitosos con selecciones en la región, conocen el fútbol venezolano y estarán en plenitud para el próximo ciclo, casos como los de Luis Fernando Suárez o José Pekerman.
Además de la demora premeditada y la táctica de negociación para terminar pagándole menos a los nacionales, hay un hecho determinante, que fue la bendición gubernamental para buscar a un candidato fuera de la fronteras con el compromiso de facilitar las divisas para la contratación. La Federación tiene sus propios acuerdos internacionales por derechos de televisión, además de los patrocinios, por lo que podría resolver por sí misma la inversión, si es que desea hacerla.
Sin embargo, ahora vive una sensación similar al viajero que quiere gastar su cupo completo aunque no lo necesite. La posibilidad de un técnico raspacupo le permitiría utilizar sus recursos para otras cosas y las cifras le sonreirían. La tentación no sigue la misma ruta que el interés nacional, porque si para aprovechar las divisas se concreta una importación inadecuada, ya sea de menor nivel o con fecha de vencimiento pasada, la ruleta rusa para 2018 tendría todas las balas puestas.
Entrenador hay uno solo, o dos. Están preparados para el desafío todavía más difícil, ya con varios meses perdidos que complican el futuro. Si se considera seriamente una alternativa del estilo de Luis Fernando Suárez, sí se podrá abrir un debate. La ansiedad por usar las divisas no puede distorsionar el objetivo de todos, ni prorrogar el tiempo de ahorro, mientras se pierde el de trabajo y se estira el de la inútil fábrica de rumores de humo importado a tasa preferencial.
Artículo tomado de letrasdeporte.com