El Athletic de Bilbao estará en el sorteo de la Champions de este jueves al superar en la eliminatoria previa al Nápoles de Rafa Benítez tras vencerle 3-1 en la nueva Catedral. El partido será recordado durante muchos años en Bilbao, que vivió una velada marcada por la épica y el corazón en una noche que se planteaba muy complicada tras el gol inicial de Hamsik pero que gracias al tesón de los leones y la inspiración de Aduriz acabó convirtiéndose en una fiesta en el estadio, que volverá a ser sede de la máxima competición continental dieciséis años después.
El ambiente en el Nuevo San Mamés era un hervidero en los minutos previos al encuentro entre el Athletic y el Nápoles. Las 50.000 gargantas que animaban a los leones para conseguir la hazaña de volver a estar entre los mejores de Europa dejaban una sóla cosa clara: el partido iba a dejar a la competición, la más prestigiosa del mundo a nivel de clubes, sin una de las dos aficiones más entusiastas del continente. Afortunadamente para los vascos, los seguidores de San Paolo serán los que se tendrán que conformar con la Europa League.
Comenzó el Athletic dominando el juego. Los italianos se sentían cómodos bajo el control de los locales, que no podían desarbolar el entramado defensivo propuesto por Rafa Benítez. El paso de los minutos sentó bien a los leones que poco a poco fueron encontrando su juego y a base de intensidad y esfuerzo consiguieron que las ocasiones comenzaran a llegar. Un cabezazo de Gurpegui a pocos metros de la portería fue el primer aviso del Athletic, que poco después desperdiciaba la oportunidad de ponerse por delante por medio de Laporte, quien sin oposición envió a las nubes un balón franco en boca de gol. Los locales se iban a la caseta lamentándose, mientras que los italianos, aliviados, encaraban el descanso con la intención de convertirlo en un punto de inflexión.
[youtube http://www.youtube.com/watch?v=1m_Z5wKynTA&w=560&h=315]Desde la Plaza/Marca/AMH