Dante está seguro de que el fútbol ocupa un lugar muy importante en la cultura de Brasil, pero considera que, antes de pensar en tener éxito como futbolistas, los jóvenes de su país deben enfocarse en obtener una buena educación. El defensor del Bayern reveló que entiende las protestas de sus compatriotas contra el Mundial, aunque recordó que el descontento también se puede expresar de una forma más democrática en las elecciones del próximo mes de octubre. Esto es lo que le contó a la Deutsche Welle:
Dante, en su autobiografía “Yo, Dante” (“Ich, Dante”), usted cuenta que el fútbol le permitió darle una vida más fácil a su familia. ¿Es su historia también la de otros jóvenes en Brasil?
Pienso que sí. El fútbol es, para aquellos que tienen la oportunidad de jugar en un equipo grande, un camino para ayudar a sus familias.
¿Es el fútbol una puerta de salida de la pobreza para los jóvenes de Brasil que quieren dejar atrás una vida difícil, llena de trabajos y esfuerzos?
No todos los jugadores de fútbol consiguen llegar al profesionalismo. Eso es algo muy difícil y depende de muchos factores. Yo tuve la suerte de encontrar un equipo que confió en mí, el EC Juventude. Pero eso fue después de dar muchas vueltas por Brasil sin encontrar mayores oportunidades. El porcentaje de jugadores que consiguen triunfar en el fútbol es muy pequeño.
Pero en su caso ha sido el fútbol el que lo ha llevado tan lejos. ¿Es el fútbol la ventana al mundo más accesible para los jóvenes en Brasil?
No en general. Para nuestros jóvenes la ventana al mundo debe ser la educación, eso es en lo que ellos se deben enfocar.
Usted afirma en su autobiografía que “en Brasil es posible ser feliz sin dinero, pero no es posible ser feliz sin fútbol”. ¿Le basta al Brasil el fútbol para ser feliz, o se necesitan todavía otras cosas?
Encuentro que el fútbol es definitivamente una gran pasión del brasileño en general. El fútbol sí nos da mucha alegría pues tenemos muchos ídolos y cinco títulos mundiales. Es claro que en el país existen, y se necesitan, otras muchas cosas, aunque creo que para muchos el fútbol ocupa el primer lugar.
¿Cree que si sus compatriotas leyeran la historia de su vida, en vez de protestar como han hecho en los últimos meses, quizás podrían valorar más el Mundial y las oportunidades que ofrece el fútbol de salir adelante?
Yo no lo veo de esa manera. El pueblo esta infeliz, insatisfecho con algunas cosas y tiene el derecho de protestar. Yo estoy en contra de la violencia, pero considero válidas todas las protestas pacíficas. Tampoco hay que olvidar que en Brasil tenemos elecciones en octubre y que allí todas las personas insatisfechas con la situación del país pueden impulsar algunos cambios con su voto.
Usted escribió: “Todos juntos tenemos que mejorar nuestro país”. ¿Cómo puede ayudar el Mundial, o un triunfo de la selección, a que Brasil sea un mejor país?
Creo que dando confianza, mostrando que juntos podemos superar muchos retos. Con nuestras experiencias podemos trasmitir el sentimiento de que Brasil siempre puede continuar creciendo y a la vez ser una sociedad cada vez más justa para todos.
¿Qué le parece el estadio de su ciudad natal, Salvador?
Me gusta mucho.Tuve el placer de jugar allí en la Copa Confederaciones; el partido fue Brasil contra Italia.
¿Sabía que fue construido por una firma alemana?
No, ¿de verdad? Eso me alegra…
Alemania se estrena allí en el Mundial, y usted cuenta que “Salvador es pura alegría”. ¿Se van a divertir los alemanes en su ciudad natal?
Espero que sí. Ellos van a jugar allí un partido muy difícil, contra Portugal, pero Alemania tiene todas las condiciones para imponerse en ese duelo.
Usted describe a Salvador como una ciudad muy parecida a Lisboa, y también recuerda que Brasil tiene lazos fuertes con Portugal, por haber sido una colonia suya. ¿A qué equipo apoyará su gente en el Mundial: a Alemania, el país donde usted juega, o a Portugal?
Es difícil de decir. Creo que por estar más cerca de la cultura portuguesa que de la alemana, Portugal va a tener más aficionados apoyando a su selección. Pero Brasil es un país de inmigrantes con gente de todo el mundo, las aficiones de todas las nacionalidades van a estar bien representadas y encontrarán gente que las respalde.
Usted relata que desde muy chico lo que más lo motivó a esforzarse tanto como futbolista fue el sueño de llegar a la selección de Brasil y de jugar un Mundial con ella. ¿Qué se siente haber hecho realidad ese sueño?
¡Es increíble! Yo estoy muy, muy feliz de haber podido llegar a la selección del Brasil. Le agradezco al entrenador Felipe Scolari y a su equipo técnico la oportunidad que me dieron y la confianza que depositan en mí. No es fácil llegar al equipo nacional y afianzarse allí.
¿Ganar el Mundial con Brasil es otro sueño que se le va a cumplir?
Espero que sí. Nuestra misión es muy difícil, pero nos vamos a preparar muy bien para convertir ese sueño en realidad.
Y si no lo logra, ¿a qué equipo le gustaría ver coronarse campeón de la Copa Mundo, y por qué?
Eso no me pasa por la cabeza. Yo no puedo pensar en otra cosa que en Brasil saliendo campeón del Mundial.
Usted termina su autobiografía con una pregunta: ¿Dante entrenador del Bayern? ¿Eso es un sueño, o una meta? ¿Antes, o después de entrenar la selección de su país?
Esa perspectiva me gusta. Eso significa que cuando termine mi carrera de futbolista es posible que me convierta en entrenador. Pero es claro también que tengo que superar varias etapas, aprender mucho, y estar preparado para asumir la conducción de un equipo grande como el Bayern, o la selección de Brasil. Ese proceso es indiscutible. Vamos por pasos, aún tengo mucho camino por andar, y me queda mucho tiempo antes de que algo así quizás suceda.
Desde la Plaza/ DW/ AMH