Los Houston Rockets se quedaron todavía más cerca de asaltar el Oracle Arena en el segundo partido de la final del Oeste. Cayeron ante los Golden State Warriors en el último suspiro, por 99-98, tras desaprovechar la última posesión del encuentro de manera incomprensible. James Harden se hizo un lío con el balón y, a pesar de contar con 8 segundos, no logró sacar ni un tiro. Un solo ataque neutralizó su tremenda actuación.
El astro visitante lo había hecho todo bien hasta ese momento, vehiculando la doble remontada de los suyos. Todos las posesiones pasaban por sus manos, incapaces de fallar en el transcurso del encuentro. El escolta estuvo magnífico, con 38 puntos, 10 rebotes y 9 asistencias. Un simple error, que le devolvió a la tierra, le dejará sin dormir un par de noches.
No es cosa de dos, pero la eliminatoria entre Houston y Golden State se entiende gracias al rendimiento de sus estrellas. Stephen Curry contestó en todo momento el espectáculo de su homologo. El MVP alcanzó los 33 puntos y 6 asistencias, con otro recital de triples y un par de tiros de dos lejanos y decisivos en el último cuarto.
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Maestros en la resistencia, los Rockets necesitaron dos remontadas para llegar con opciones hasta el final. Primero con un parcial de 23-6 para contestar la máxima de los Warriors (49-32, min. 16) en el segundo cuarto y llegar empatados al descanso (55-55). Más tarde, para anular un desventaja de 8 puntos (98-90) en los dos últimos minutos y tener el choque en sus manos.
Sin Harden ni Curry en pista, Golden State pareció una escuadra más sólida. Tomaron ventajas cortas pero reseñables en las treguas de las estrellas, que no dejaron de marcar la pauta. El base de los Warriors arrancó la velada con 15 puntos y 4 triples en el primer cuarto. Le contestó La Barba con 12 puntos y 3 asistencias en el segundo. Igualdad entre ellos, igualdad en el marcador.
El mismo fenómeno fue aplicable anoche al juego interior de ambos equipos. Dwight Howard olvidó sus problemas de rodilla con 19 puntos y 17 rebotes mientras queAndrew Bogut tenía preparada la respuesta con la mejor actuación de su carrera en unos playoffs: 14 puntos, 8 rebotes, 4 asistencias y 5 tapones.
Klay Thompson , una sombra de su mejor versión en temporada regular durante estos playoffs, tardó en aparecer. Lo hizo en la segunda mitad con 9 de sus 13 puntos, aunque su contribución más relevante llegó con un tapón a Harden que permitió a los suyos tomar aire y alejarse a tres minutos de la conclusión.
Ante la emergencia surgió de nuevo el astro de los Rockets, que acabó frustrado y golpeando unas sillas en el túnel, camino a los vestuarios tras la ajustada derrota. Fue un partido decidido por los detalles, y el más evidente fue esa última posesión desaprovechada, que manchó su partido irreprochable.
Gracias a la eficiencia en el tiro y el movimiento de balón –31 asistencias por 20 del rival–, los Warriors lograron sobrevivir. Houston tiró más veces, pero también falló más. Al final lo pagó a pesar de robar más balones y controlar mejor sus pérdidas. Anotar es la esencia del baloncesto.
Lo de Curry y Harden, por cierto, es de otro planeta.