Hablar de si el sociópata nace o se hace, podría resultar un asunto tan necio como aquella historia del huevo y la gallina. Y aunque el asunto del ave y sus posturas fue resuelto gracias a las teorías genéticas que explican que la primera gallina debió salir de un huevo, el tema de la sociopatía y su origen tienen mucho que ver con las causalidades y no tanto con la fortuna y el azar.
Todo padre o madre está potencialmente preparado para formar un sociópata y muchos lo han aplicado con tanta disciplina, que tenemos oficinas, universidades, barriadas y urbanizaciones repletas de ellos. Empecemos por definir qué es un sociópata: son aquellas personas que no muestran empatía por otros ni remordimientos por sus acciones. Catalogada como un trastorno de la personalidad, hoy se llama Desorden de la personalidad antisocial.
Esta definición resulta bastante dura cuando hablamos de niños en formación, pero es justamente en esa etapa cuando empiezan a formarse los rasgos que definirán la personalidad de esos chamos que hoy se están levantando bajo nuestra tutela. Según la psicología moderna la sociopatía puede ser detectada a partir de los 18 años, pero los aspectos que la conforman pueden identificarse desde la adolescencia, incluso antes.
Ahora bien, ¿cómo podemos formar un sociópata sin darnos cuenta? Es muy sencillo y bastan algunos ejemplos para ilustrarlo:
- Evita que tu hijo solucione sus problemas por sí mismo. Haz lo posible por intervenir de manera invasiva en todos los asuntos de tu hijo, pelea sus luchas, defiéndelo ante sus amiguitos, ante sus profesores incluso ante otros familiares. Dale siempre la razón.
- Estimula el egoísmo. Tu hijo tiene derecho a todo, incluso más de lo que le puedes dar. Compartir sus cosas no tiene ciencia, puesto que nadie merece usar sus pertenencias. Incentiva en tus hijos la idea: “yo me lo merezco”.
- No lo enseñes a respetar. El respeto es un valor pasado de moda, cosa de abuelitos, cosa de viejos. Si le enseñas que respetar a las personas es adecuado, terminará creyendo que también hay que respetar las normas sociales, las leyes de la Nación y todo acuerdo social.
- Pelea y discute frente a tu hijo. Enséñale todo lo dañino que puedas mostrarle. Con tus actos y tus palabras demuéstrale que no te importa que esté en el mismo sitio donde insultas a tu pareja, la golpeas y le faltas. Si eres papá, muéstrale cómo un buen puño a tiempo puede calmar a las mujeres. Si eres mamá, háblales de la necesidad de sumisión.
- Nunca le hables de amor. Como tu hijo es el centro del mundo y todo gira en torno a él, para qué le vamos a demostrar amor y ternura, si eso se arregla llevándolo de compras. Trata de suplantar todos los afectos por cosas.
- Deja que el televisor, los videojuegos y el internet se hagan cargo de la formación de tu hijo.
Podríamos seguir una larga lista de consejos para formar un verdadero sociópata, pero los dejaremos para una próxima ocasión o para que los lectores complementen con sus conocimientos sobre sociópatas conocidos. Un sociópata no logra distinguir entre el bien y el mal y probablemente esta confusión venga de un desafortunado proceso de aprendizaje. Es nuestra responsabilidad como padres evitarle estos trastornos a los chamos y entender que las prisiones y un sector de la política, ya tienen bastante de ellos.