Woody Allen: ¿culpable o inocente?

Woody Allen se defiende de las acusaciones en su contra con su autobiografía

 

El director de cine Woody Allen volvió a ser noticia debido a la publicación de sus memorias dónde se defiende por primera vez de las acusaciones de violación por parte de su hija adoptiva.

La calidad moral de los realizadores, es decir, si son buenas o malas personas al parecer es muy importante para una mayoría ansiosa de juzgar o etiquetar sus creaciones tomando en cuenta su ética o moralidad.

Más allá de que la mayoría puede admitir que todos los seres humanos somos imperfectos, no sé porqué cuesta aceptar que también los directores de cine, actores, cantantes y músicos pueden no ser tan inmaculados como parecen.

En el caso de Woody Allen, un porcentaje de la audiencia de sus películas ha debatido durante años sobre si será cierta o no la acusación de violación en su contra.

Dylan Farrow acusó a Woody Allen en 1992. Para el momento estaba casado con Mia Farrow y en proceso de divorcio debido a la infidelidad que cometió con la otra hija adoptiva de ésta. El proceso de separación fue un desastre y terminó con el nuevo matrimonio de Allen con Soon-Yi Previn. Ni Dylan ni Mia Farrow volvieron a relacionarse en buenos términos con  él.

Por el contrario, en los últimos años han hablado de nuevo de su denuncia, pues se han unido a distintos grupos de apoyo que luchan para evitar la violación y la violencia en contra de las mujeres. Como parte del movimiento #metoo han contando con apoyo aunque no han tenido nunca un 100% de credibilidad.

En su biografía A propósito de nada por primera vez el director de cine cuenta su punto de vista y rechaza categóricamente esas acusaciones.

¿Debemos creerle? No necesariamente. ¿Hay razones para no creerle? No necesariamente. Cada uno de los participantes de esa historia han contado su versión que puede ser o no cierta.

No obstante, llama mucho la atención como el tema personal y las dudas sobre su moral ante esa acusación son poderosas. Si bien no han logrado eclipsar su carrera del todo, si que han sabido hacer ruido. ¿Por qué? Por la tendencia a unir inexorablemente al creador a su obra, como si fuesen la misma cosa.

Un director puede ser un pesado e incluso un asesino y quizás fue capaz de crear una obra que expresa los mejores sentimientos.

Bill Cosby, el actor que representó durante años a un padre de familia ejemplar resultó un violador. Harvey Weinstein, productor ejecutivo de películas como El indomable Will Hunting (1997), El paciente inglés (1996), Los otros (2001), Shakespeare in Love (1998), entre otras, terminó siendo un delincuente sexual. Su sensibilidad e inteligencia para trabajar por la creación de un cine valioso nada tienen que ver con su lado oscuro.

La superficialidad de redes sociales donde todo parece (o debe ser) blanco y pulcro ha distorsionado aún más la mente de la gente que no entienden que el mundo real no es Instagram. No hay fotos perfectas, no todos sonríen. Existen los matices y las reacciones de los seres humanos son más complejas de lo que parecen.

Si vamos a escoger a un director, actor o cantante por sus buenos sentimientos no podremos ver ni escuchar nada. No conocemos a esa gente. Es imposible. Además el arte nada tiene que ver con quién lo produce o casi nada. En la mayoría de las ocasiones es mejor que su realizador.

@luisauguetol