Hay voces que cuando se alejan se hacen más cercanas. Así es la voz de Wahari Meléndez, joven actor y cantautor con quien hace algunos años inicié proyectos de teatro, música y poesía para actuar. Calles caraqueñas fueron el escenario común donde destruimos estacionamientos a punta de décimas y arpegios. Hoy, ya no es mi compañía en la Unearte, ni es de la Compañía Nacional de Teatro; nuestras fronteras ha traspasado empeñado en buscar ratones y derrotar dragones medievales. Ahora, nos quedan los recuerdos de su esencia como poeta, y este hombre que vuela nos deja un barco de papel con las canciones de sus dos discos. Entre consejos y regaños, desde Colombia, conversé lo siguiente con Wahari.
Tu trabajo artístico ha tenido muy buena receptividad en Colombia, país donde te encuentras ¿Cómo fue tu acercamiento a esta nación? ¿Cuál ha sido la clave de esa empatía?
– He tenido buena recepción en ciudades como Medellín, Cali, Tuluá y Bogotá, sin embargo no he recorrido toda Colombia aún. Sin embargo, ha sido un acercamiento bastante rápido y satisfactorio. Creo que la clave es el trabajo sincero, con el corazón en la voz y en la guitarra.
Indiscutiblemente, uno de tus talentos es el teatro, el cual te ha generado un contundente apoyo del público venezolano así como reconocimientos oficiales. ¿Acaso te dedicarás exclusivamente a la música o piensas incursionar en el teatro más allá de las fronteras venezolanas?
– Pienso volver a hacer teatro, pero por ahora mi prioridad es la música
Siempre has reflejado una esencia libre, independiente, viajera ¿Esa esencia te alejará mayor tiempo de Venezuela? ¿Piensas radicarte en Colombia? ¿Tienes otros países por visitar de manera profunda?
– Pienso estar un tiempo en Colombia pero no quiero quedarme por siempre, debo seguir viajando. Si todo sale bien mi próximo destino es España. Pero mi retorno a Venezuela es inminente puesto que es mi país y es donde quiero pasar el resto de mis días.
¿Qué opinas sobre los discos? ¿Crees que tus discos te han ayudado a recorrer un camino o que han ralentizado el encuentro con la gente en ese camino?
– Los discos son fundamentales para legitimar tu carrera como músico, pero no lo son todo. Mi segundo álbum ha tenido un buen recibimiento aquí en Colombia aunque aún le queda mucha promoción por hacer.
¿Wahari podría participar en alguna novela, serie televisiva o película dentro o fuera de Venezuela? ¿Te has planteado este escenario?
– No me lo he planteado, pero si las oportunidades se dan ¿por qué no?
Desde hace mucho tiempo es difícil conseguir presentaciones tuyas en Caracas ¿Se debe a razones personales o esto responde a los intereses culturales de entes públicos y privados?
– Se debe a que no hay mucho interés en la ciudad capital por la canción de autor, salvo a iniciativas por parte de amigos como Kreils García, José Delgado y otros pocos. Claro está que es natural, puesto que Caracas es una ciudad caribeña y los intereses del público están en otros géneros musicales. Ojalá esto pueda cambiar en algún momento, porque hay muchos cantautores en Caracas haciendo cosas geniales.
¿Por qué canta Wahari? ¿Necesidad de expresión? ¿Misión social? ¿Compromiso estético?
– Canto porque es lo que me hace feliz, es lo que me llena y me permite comunicar lo que pienso y lo que siento de una manera sensible y accesible para las personas.
¿Con qué artistas te gustaría hacer dúos y por qué?
– La verdad, con cualquiera que me lo proponga, creo que la conspiración artística es fundamental para el crecimiento de cualquier artista.
Venezuela, ¿compones sobre ella o te compone a ti?
– Ellas me componen a mí. Mi música es consecuencia de mi país.
Tus canciones saben diferenciarse las unas a las otras. ¿Cómo te diferencias de tus canciones? ¿Cómo es tu personalidad respecto a ellas?
– Son pedazos de mí, cada vez que las canto le entrego a las personas fragmentos de mi pensamiento, espíritu y alma.
En numerosas oportunidades te he escuchado hablar del amor que sientes por Venezuela, ¿por qué amas a tu país?
– Porque fueron las experiencias vividas en él las que me forjaron como el ser humano que soy hoy. Ni por su mujeres, ni sus paisajes y bla, bla, bla, bla. Odio ese discurso.
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Texto: @JLRiera
Fotografías: Loreint Hermandez Nunes @lphnfotografia (Instagram)