Los parásitos son organismos que viven en otros para beneficiarse o aprovecharse de ellos. Cuando habitan dentro del huésped se llaman endoparásitos, cuando lo hacen fuera, en su superficie, se denominan ectoparásitos.
Dentro de las ectoparasitosis más frecuentes en el ser humano se encuentran:
1.- La Escabiosis, conocida como “Sarna”, es una enfermedad producida por un agente microscópico llamado ácaro (Sarcoptes Scabiei) que penetra debajo de la piel, cava túneles y deposita sus huevos en los mismos, provocando una reacción inflamatoria que causa mucha picazón, especialmente durante las noches, cuando el ácaro se desplaza para afectar otras zonas a extender la infección.
Esta afección puede aquejar a personas de todas las edades, sexo y cualquier estrato social, sin embargo es más frecuente en niños, pacientes ancianos y personas que viven en malas condiciones de salubridad.
Es característico ver afectación de los pliegues cutáneos como codos, cuello, detrás de las rodillas, alrededor del ombligo, bajo los pechos y entre los dedos de manos y pies. Al principio se observan lesiones tipo “peloticas” rojas que luego se unen por trayectos enrojecidos y se mezclan con lesiones costrosas por el rascado. Tienen el riesgo de sobreinfectarse y complicar el cuadro.
El principal medio de contagio es de persona a persona, por contacto de la piel. También por ropa, compartir la cama o peluches, cojines, almohadas contaminadas.
2.- La Pediculosis capitis, o los “Piojos”, son muy frecuentes en edad escolar, pues el contagio se realiza también con el contacto o con el uso de peines, ganchos, cepillos y accesorios de cabello contaminados. Los piojos son hematófagos y al picar para succionar sangre, inyectan sustancias irritantes que causan picazón e inflamación del cuero cabelludo, provocando lesiones de rascado, descamación y mucha molestia.
Actualmente la situación de propagación de estas enfermedades es grave, debido a los problemas de higiene que existen en las zonas de pobreza extrema donde, además de convivir comunidades numerosas; factores como la desnutrición y la dificultad para disponer de productos de limpieza, higiene personal y tratamientos adecuados, por sus altos costos o desabastecimiento, facilitan su contagio. Es por ello que la prevención, ahora más que nunca, juega un papel fundamental para romper la cadena de estas infecciones, que se evitan con la mejoría de las condiciones sanitarias a nivel individual y colectivo, garantizando la disponibilidad de agua, artículos de higiene, tratamientos idóneos y oportunos a la población afectada y evitando compartir artículos personales. Igualmente, realizando un diagnóstico precoz que permita controlar la diseminación de estos cuadros.
Es importante que nunca automedique a su familia, ante cualquier duda consulte a su médico de confianza.