Por: José Miguel Sequera
Todo comenzó como un sueño que pudiste pensar que no alcanzarías, existían temores y muchas otras circunstancias que te hacían dudar de tus propias capacidades para lograrlo, pero resultó que pudo más tu espíritu de lucha que tus miedos y saliste a comerte al mundo como dicen por ahí.
No hace mucho leí sobre el que emigra pero nunca regresa, el escrito estaba lleno de mucha melancolía y nostalgia, esos sentimientos perennes que acompañan al que sale de casa y se va lejos a realizar su vida en otras latitudes, y es que como bien se leía en ese texto, «quien emigra cuando se enamora está nostálgico, cuando está de fiesta está melancólico, cuando se enferma esta nostálgico» y es así, en cada situación que se presenta ante ti cuando eres emigrante, es imposible no pensar el todo lo que has dejado atrás, mucho más aún si eso fue tu familia, tu tierra y todo lo que en ella has vivido, es como si te condenas a ti mismo a esos sentimientos, ¿verdad?
Con el tiempo podremos acostumbrarnos, pero nunca dejaremos de pensar en fechas especiales como diciembre esa canción que a todos nos arruga el corazón y nos pone nudos en la garganta, ese «faltan 5 pa’las doce» a más de uno le ablanda el sancocho rapidito, cositas como esas que te harán tener presente tus costumbres así te encuentres en la luna misma, no existe tratamiento que cure ese mal, los sentimientos no están bajo nuestro control.
Si te identifica este texto, imagino que recordarás a tu país bonito, tantos momentos vividos, sonrisas, lágrimas, buenos y malos ratos, amistades, otros no tan amistosos, en fin, ese universo pequeño en comparación a lo que nos rodea a todos pero que para ti significa tanto, tan invaluable como el tiempo mismo, algo tan sagrado como un padre nuestro y un amén.
Pero ya que la nostalgia y la melancolía nos llena un poquito la copa con la que brindamos al recordar a los nuestros, pues beba su copa y sus momentos tristes, baile un buen merengue o una buena salsa donde se encuentre, sonría y mándele una fotico a sus seres queridos diciéndoles cuánto los ama, después de eso, siga luchando por lo que quiere, nadie vendrá a darle gratis nada y SALUD por la buena gente que nunca olvida de dónde viene ni pa’donde va.