Vemos una película igual que leemos un libro: solos, podemos tener al lado a otra persona, pero la experiencia con la historia que se nos expone es personal, única e intransferible
¿Te gusta ir al cine solo? ¿Cuántas veces has visto una película sin compañía? A poca gente le gusta la soledad, en nuestros tiempos se ha perdido la capacidad para mantenernos tranquilos sin tener que recurrir al ruido externo, sea de una persona de carne y hueso o un dispositivo electrónico mediante el cual nos mantenemos “acompañados” cada hora del día.
Dicen los psicólogos que la soledad es necesaria, los filósofos también se encargaron de estudiarla y nombrar sus beneficios, hay libros completos sobre sus funciones y usos, sin embargo, no muchos la eligen, ni siquiera en situaciones que son de por sí experiencias individuales, el cine es una de ellas.
Vemos una película igual que leemos un libro: solos, podemos tener al lado a otra persona, pero la experiencia con la historia que se nos expone es personal, única e intransferible.
Seguramente te ha pasado que vas al cine con tus amigos o pareja y al terminar la película y compartir opiniones se encuentran con que cada idea que han tenido sobre lo que acaban de ver es diferente o ha evocado en cada uno situaciones y emociones distintas.
Y es que cuando ves una película no solamente te conectas con lo que te cuentan, eso que miras se relaciona con tu experiencia de vida, lecturas y tu cultura cinematográfica, es decir, todo lo que has visto antes de ese día. El cine se comunica contigo directamente, con lo que eres y eso no puedes compartirlo con ninguna persona.
Para ver una película no hace falta estar acompañado, ya que en el silencio de la sala oscura la cinta te hablará directamente a ti.
Sin embargo, a muchos no les gusta ir al cine sin compañía, ya que también el hecho de ir a una sala a disfrutar un filme, es un evento social, y pocos desean asistir a un evento público solos.
La soledad tiene muy mala prensa y está asociada a un sinfín de emociones y situaciones negativas. Recuerdo la escena de una vieja película argentina “No sos vos, soy yo” (2004) donde el protagonista (Diego Peretti) va al cine solo y se indigna con el taquillero porque le pregunta si va a comprar “una sola entrada”. Además de ser una escena muy graciosa, es un ejemplo perfecto de lo mucho que nos puede afectar socialmente ir al cine acompañados, pero nada más de nosotros mismos.
Está demás decir que a mi me encanta ir al cine sola y tú querido lector ¿qué prefieres?
@luisauguetol