“A la gente le gusta la fantasía, porque la mente humana está hecha de imaginación”
Silvio Rodríguez
Venezuela, amaneció de golpe, 1998, guion de José Ignacio Cabrujas, realización de Carlos Azpúrua: El soldado de boina roja que arengaba a los soldados no era Comandante, era sargento, el objetivo era la casona, no Miraflores, y la historia de la insurrección del 4 de febrero de 1992 se narra como una historia paralela a lo que ocurría en la urbanización La Carlota (este de Caracas) y en algunas calles aledañas, donde:
- Un empresario corrupto de la construcción tenía ‘cuadrados’ unos carros importados para vender, sin que los mismos pagaran en aduana, gracias a su yerno militar (coronel de las antiguas –y corruptas- Fuerzas Armadas Nacionales)
- Ese yerno militar engañaba a su esposa (la hija de este corrupto) con otra mujer, y el conflicto transcurre en medio de la insurrección militar, donde el coronel, como pasó entonces, estaba muy ocupado con la corrupción y los placeres como para saber que Venezuela no era una mujer estuprada, sino un país, y entonces, alzado.
- Un extranjero que venía a investigar recursos minerales de Venezuela, y que pretendía robarlos con total impunidad, porque ‘ni los indígenas, ni los mineros ilegales, ni mucho menos los militares y el Estado, controlaban ese territorio’. Asesinado en extrañas circunstancias, considerando que en esas horas del golpe recibió la visita de una amante, que no se sabe si tenía una relación comercial con él, ni tampoco cómo reaccionó cuando, en medio del terror de este potencial invasor de nuestra tierra, la ofendió por su condición afrodescendiente.
- Una familia del barrio muestra el abandono resignado que sufrían en aquella Venezuela terminal (el mismo abandono que persiste hoy, en muchos casos, pero donde existe la posibilidad de luchar): Drama típico de una emergencia nocturna, un padre con una afección que requería atención de emergencia, ambulancias que no se atreven a ir al barrio por la inseguridad, el tener que buscar un taxi ante la ausencia de transporte público y la negativa de militares con otros planes a llevarlos, taxis que no le prestan servicio, o se lo prestan en pésimas condiciones, lo que les hace cruzar a pie la peligrosa Caracas de los noventa, y por supuesto, son asaltados, salvando el padre la vida, casi de milagro, en el hospital donde lo atienden con la precariedad de costumbre, pero con la novedad de una noche de guerra que se llevó la vida de muchos.
- La periodista aguerrida, que se aferra a la esperanza informando sobre la realidad de lo que ocurre en aquella Venezuela que se acostumbró a una ‘democracia modelo’ que jamás existió, en medio de la incomprensión de su compañero de vida, quien la deja, justamente la noche del golpe de Estado, por una extranjera con la que aspira huir del país. El deseo de luchar y la desesperación por emigrar unidas, en una Venezuela donde supuestamente ‘éramos felices, y no lo sabíamos’.
Este domingo 5 de febrero, el presidente Nicolás Maduro ordenó a los ministerios de Cultura y Comunicación e información, como ya tiene varios días informándolo al país, la elaboración de proyectos audiovisuales que lleven a las pantallas de televisión y de cine los acontecimientos históricos que se registraron en el siglo veinte, destacando la rebelión popular de los venezolanos en 1989 contra el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la rebelión militar que comandó Hugo Chávez en 1992.
El 27 de febrero de 1989 se produjo una rebelión popular que se pagó con masacre: “El pueblo empezó a abrir las compuertas de la historia con su propia sangre, con su vida”, sentenció el presidente, quien también destacó que el 4 de febrero de 1992 toda una generación de pueblo en armas, agrupada en la juventud militar bolivariana, con Chávez al frente como su comandante, salió a reivindicar la soberanía y la protección del pueblo.
“El enemigo le tiene miedo, le tiene terror, al ejemplo que significa, significó y significará el comandante Chávez para la historia de América Latina y del Caribe, la historia presente y por venir”, señaló el Presidente Maduro, ahora que los enemigos de Venezuela están produciendo y emitiendo series, novelas y películas para engañar y desprestigiar los hechos y actuaciones de quienes se opusieron a la cobardía de una oligarquía saqueadora y asesina. (no fue Hugo Chávez el cobarde que, como reseñó ‘Amaneció de golpe’ se fue a esconder en embajadas y vendió a su propio líder, Carlos Andrés Pérez, abjurando del sistema corrupto y asesino del que ellos participaron, en perjuicio de toda Venezuela).
El presidente Maduro señaló que: “tenemos que elevar la jugada para exponer la verdad, y llevar la verdad a las pantallas de televisión y el cine nacional y mundial… al Chávez de verdad, a la Revolución Bolivariana; admirable revolución y admirable líder nacional y latinocaribeño… Es importante traer la historia y convertirla en fuerza viva. Comprender las razones que llevaron al 4F, a la rebeldía; de nuestra revolución, del dolor de la violencia, del sudor y sangre de un pueblo”.
Para que estos proyectos, que combatan la desfiguración de la historia y de la verdad de Venezuela, propaganda que ahora no solo se disfraza de información, sino también de ‘entretenimiento’, es importante usar cada céntimo de dólar, Bolívar, o cualquier otra divisa, con extremo cuidado (no tenemos la ‘maquinita de dólares’ que tiene Hollywood).
No tiene ningún sentido contar de forma dramatizada la historia que tiene testimonios vivos, y que además está respaldada en imágenes, gracias a documentalistas como Liliane Blazer, por ejemplo. Sobran imágenes en video de lo ocurrido en 1989, en 1992, incluso en otros eventos de los que podríamos hablar (1993, la destitución de Carlos Andrés Pérez, precedida y sucedida por la derrota de Acción democrática en la calle, ante un pueblo que caceroleó unido, los barrios y la llamada ‘clase media’, hasta que Pérez salió del gobierno. 1994, las estafas bancarias, de la cual solo se logró la película ‘100 años de perdón’, intento de atenuar, con ese ‘humor del venezolano que se ríe de sus problemas’, una tragedia donde incluso hubo suicidios. Las protestas reales de un estudiantado y profesorado universitario que no podía funcionar, no por aumentos insensatos y politiquería, sino porque no tenía dinero. Los escasos pensionados, con jubilaciones de hambre, que eran reprimidos por Antonio Ledezma… De cada acontecimiento, una película).
El reto es otro: No es documental lo que estamos haciendo, así que, para Venezuela y el mundo (invirtiendo en una sola producción y no en ‘versiones venezolanas y versiones para el exterior’) lo correcto es apelar a la fantasía, a la anécdota, a ese exitoso recurso de narrar la historia ficticia de una familia afectada por los hechos reales de la historia, o varias familias viviendo sus dramas, en medio de aquellos hechos históricos que pusieron fin a la cuarta república de 168 años, y abrieron las puertas a la quinta república que hoy vivimos.
Debemos asumir la ficción, no el documental, con dos fines: El primero, no es lo mismo, sea para la Cinemateca (entre ‘camaradas’), o para el más reaccionario cine mundial al que aspiramos penetrar, colocar una película titulada: ‘Chávez, el verdadero’, que ‘María de Caracas’ (la historia de aquella María que se desarrolló, donde Hugo Chávez juega el rol secundario del líder que le indicó el camino para convertirse en la ciudadana venezolana que la vergonzante Venezuela del pasado le impidió) y el segundo, que una sola inversión baste para inspirar con entretenimiento (distracción) al pueblo venezolano que no quiere ver, en una ficción, la historia que ya vivió de verdad.
No seamos obvios, respetemos la inteligencia del cinéfilo, del televidente, de Venezuela y del mundo, dejemos volar la imaginación, abandonando el miedo a, simplemente, contar una historia.