Desde niño quiero a México. Mi madre me enseñó a amar al aguerrido pueblo azteca. Su origen campesino, moldeó su paladar musical con una dualidad de gran sabor: disfrutaba con igual intensidad un golpe tocuyano y una ranchera. De su testamento sentimental, heredé esa exquisita combinación. Adilia Castillo (por nombra solo una) y Jorge Negrete (por nombrar solo uno), estarán siempre en mi “hit parei”.
Por ello y por otras razones, se me enfría el guarapo cuando a la tierra de Pancho Villa no se le permite liberarse del neoliberalismo cuatrero que se agudiza con los cambios ejecutivos en el Palacio Nacional, equivalente a Miraflores en Venezuela. Cada uno de los que a allí llega, es peor que el otro. Y más mortífero aún cuando ese otro, se mete con sus vecinos. Es el caso de Enrique Peña Nieto.
Este fin de semana, estuvo en Chile a donde acudió a celebrar la toma de posesión de otro neoliebral como él: Sebastián Piñera. No más arribó a suelo suramericano, fue abordado por los periodistas. El tema Venezuela no escapó de las preguntas de las y los reporteros, ante quienes fue sincero…y mentiroso.
Declaró, tratando de engañar quién sabe a quién, que la delegación mexicana dejó de acompañar el diálogo entre nuestro Gobierno y la oposición en República Dominicana “debido a la decisión unilateral del gobierno venezolano de adelantar las elecciones presidenciales”. ¿Por qué cobea Peña Nieto? ¿por qué dice lo que no es? ¿por qué inventa eso?
¡Qué diferencia con Villa! Mientras éste intentó invadir a Estados Unidos a punta de machete, Peña Nieto no solo deforma la realidad política venezolana en la que no debe inmiscuirse, sino que se muestra groseramente sumiso ante el presidente de ese país.
Allí en Santiago en una postura que humilla al gentilicio manito, dio a entender que tiraba la toalla en el caso del muro que Donald Trump decidió levantar entre las dos naciones. Ni pío dijo al calificativo de “loco” con el que el propio gringo lo insultó telefónicamente por el mismo tema. ¿Alguien duda de su condición de perrito faldero de Trump?
¡Chávez vive…la lucha sigue!