Apareció un cuerpo en río Chubut, todos hablan, todos opinan. Lo único que siento es tristeza porque escondieron, porque usaron, porque maltrataron, por una familia, por miles de familias, porque todavía tenemos que tirar una flor en el lago San Roque.
Apareció un cuerpo donde supuestamente ya habían rastrillado y buscado tres veces con anterioridad. Más allá de las posibles deducciones, conjeturas, especulaciones apareció el cuerpo de una persona que era buscada por su familia, en primer lugar y por alguna parte de la sociedad, pero principalmente por la familia. Es por esa familia que tiene un ser querido muerto, que el silencio y el respeto, aunque más no sea en los primeros momentos es necesario.
Pero no sólo no se respetó ese silencio, alguien sacó fotos del cuerpo y lo distribuyo por la red, por distintos medios ¿con qué fin? ¿Demostrar quién era el muerto? ¿Morbosidad? ¿De qué sirve mostrar el cuerpo en el estado en que estaba? Y las eternas preguntas ¿quién se beneficia, quién se perjudica? Y me pregunto ¿quién se preocupa por la madre, por la familia? Que lo único que ven en ese cuerpo es un hijo, un hermano, un tío.
En los años 90, María Soledad Morales aparecía muerta frente a un corral de cerdos, había sido tirada ahí, como tantos otros cuerpos para hacerlos desaparecer comidos por los cerdos. Sobre su muerte se ocultó, se descubrió, se usó, se denigró y la verdad quedó oculta tras muchas capas de mentiras y María Soledad dejó de ser hija, dejó de ser hermana y fue usada por ambas partes.
En el año 2006 Julio López declara contra el represor Miguel Etchecolatz. Una noche antes de ir a declarar nuevamente a tribunales, desaparece. Todos opinaron, culparon, acusaron, dijeron, callaron. Los años pasaron y Julio López sigue desaparecido. Un hijo, un nieto, sobrinos todos todavía se preguntan dónde está.
Sin embargo los cadáveres se cruzan impensablemente en la grieta.
Un presidente niega la cantidad de desaparecidos, ¿30000? No sé. ¿Tiene importancia el número? Es como preguntar si en el holocausto importa si fueron un millón, dos o tres. Importa porque son el número de la muerte. Importa porque marca el número de la desgracia.
En el lago San Roque cerca de mi ciudad, se tiraban los cuerpos de los desaparecidos durante el proceso militar. Nunca se investigó, nunca se buscó.
Ayer apareció un cuerpo en el río Chubut, mucho se habló, mucho se habla, y se hablará. Sin embargo siento tristeza, tristeza porque escondieron, porque usaron, porque maltrataron, por una familia, por miles de familias, porque todavía tenemos que tirar una flor en el lago San Roque.