Y, por lo tanto, todos somos inocentes. Como en la famosa obra de Lope de Vega, nadie es responsable en la muerte del Comendador cuando todos, a una sola voz, responden que es el pueblo Fuenteovejuna, el responsable del crimen.
En Venezuela, sin la belleza estética de la dramaturgia, padecemos un desbordado y cotidiano incremento en el precio de todos los productos y no se halla culpables, sancionados ni quién detenga el perverso fenómeno de la inflación.
La economía burguesa llena de teorías y leyes sus explicaciones para colocarse en el bando de los inocentes, dejando que la opinión pública cargue sobre el Estado y «El Gobierno de Maduro» la responsabilidad de la misma.
En ese reparto de culpas, olvidamos que Fuenteovejuna eres tú, soy yo y somos todos los inocentes venezolanos, cuando queremos pasar por alto que aquí enfrentamos la agudización de la lucha de clases y somos proletarios o somos burgueses, pero no podemos ser de ambas al mismo tiempo, aunque se haya querido inventar una ya famosa «clase media» que «no es ni media clase ni es nada», como diría el poeta Mario Benedetti.
En una acera como ésta, en la que dialogamos cada semana, pero más tangible quizás, alguien me decía que también el cambio de cono monetario contribuirá con la inflación por cuanto todos los redondeos de cifras se harán siempre y de manera automática, hacia arriba. Nada costará exactamente un Bolívar soberano (Bs.) con 20 céntimos sino que la tarifa a pagar por un producto equis, a ese precio del ejemplo, será de Bs. 2 y jamás de Bs. 1,00 aunque la regla del redondeo matemático nos indica que por debajo de la media el redondeo se hace hacia abajo y por encima de la misma, hacia arriba, de modo que se pueda obtener el equilibrio total en las cifras.
Por ejemplo, si el pasaje del transporte en una ruta pública de esas que son manejadas por especuladores privados, cuesta hoy 8.800,00 bolívares, al cancelar el pasaje en Bolívar Soberano (Bs.) Se debería pagar Bs. 8 exactos porque el redondeo de los 8 céntimos se hace hacia arriba. Siguiendo la misma regla matemática del redondeo, el pasaje del usuario en tercera edad o estudiantil, debería ser de Bs. 4 porque los céntimos corresponden a una cifra inferior a la media (4.400,00 en la actualidad). Sólo se cobra con incremento en Bs. 5 porque el redondeo se hace con criterio especulativo y no de justicia.
En fin. Desde ya «aceptamos» que todo redondeo será especulativo y se hará al capricho del vendedor y con criterio extorsionador hacia el usuario. Finalmente, siempre habrá a quien culpar de esa nueva expresión inflacionaria y, lo más seguro es que sea Maduro la víctima, pues es a lo que sigue apuntando el imperialismo y los enemigos de Venezuela en sus acciones desestabilizadoras.
El fenómeno hiperinflacionario que se ha desarrollado contra el pueblo venezolano, es un arma letal de uso común en la guerra económica con la que hoy se nos ataca para acabar con nuestra independencia, soberanía y decisión firme de seguir construyendo el socialismo como alternativa ante el criminal y explotador sistema capitalista.
No nos dejemos engañar. Todos no somos culpables de la hiperinflación, Maduro no la fomenta, es el capitalismo el que la genera. Y, en nuestro caso, es el capitalismo, el imperialismo yanqui, el que la utiliza como un arma de exterminio en esta guerra.
Lo que es muy cierto también, y en estos debemos estar muy alertas, es que si bien no somos culpables de la hiperinflación inducida por los enemigos de Venezuela, nos hacemos cómplices y corresponsables si no hacemos algo para detenerla.
Nicolás Maduro tiene la obligación (como Presidente de la República Bolivariana de Venezuela en quién hemos ratificado la confianza para dirigir las contiendas de clase contra el enemigo capitalista) de instrumentar medidas drásticas y vigilar que se cumplan, en contra del alza indiscriminada y asfixiante en todos los precios. Maduro debe conducir las batallas contra el gran capital pero también aquellas pequeñas contra comerciantes especuladores y «bachaqueros» que a diario nos extorsionan y los precios nos los incrementan. Presidente, ya basta de indiferencia.
Pero también estamos los de a pie, los que en la calle y en las casas soportamos todas las arremetidas del capitalismo y las mafias Trump sin ser capaces de identificar con acierto al enemigo y frenarlo en sus acciones aviesas. Si tú y yo aceptamos -por ejemplo- que el redondeo en ajustes de tarifas se haga siempre hacia arriba, somos unos cómplices. Perdemos el derecho a criticar cuando no ayudamos a frenar al oligarca explotador que ofrece productos y servicios cada vez de peor calidad y todos los días sus precios los incrementa.
No estamos en Fuenteovejuna. Aquí sí sabemos quién está matando a diario al «Comendador». Nos batimos en una guerra y nuestra tarea es vencerla.
Ilustración: Xulio Formoso