La capacidad de asombro aún nos acompaña, cosa que agradecemos a la naturaleza. De lo contrario, no se hubieran encendido nuestras alarmas después de leer el trabajo que el diario Últimas Noticias publicó el domingo 15 de mayo titulado «La plaga del bachaqueo es al por mayor», firmado por la periodista Narkys Blanco.
La reportera descubre la delictiva, condenable y ruin situación que diariamente se presenta en la empaquetadora de leche CASA, ubicada en la avenida Sucre de Catia, y lo hace en los siguientes términos: “Al mediodía y a las cuatro de la tarde, un grupo de seis trabajadores sale graneadito con las bolsas de leche amarradas de las piernas”, aprovechando “el ancho de las bragas azules que usan como uniformes”.
La acuciosidad periodística de la dama la condujo a toparse con otro escenario, tan desgraciado como el anterior: estos desalmados de la leche amarrada a las piernas, venden el kilo del producto a tres mil bolívares a unos igualmente desgraciados bachaqueros que luego la revenden hasta con un aumento del 100% del precio pagado a los corruptos de CASA.
Resulta obvio que esta operación, a todas luces delincuencial y merecedora de un implacable carcelazo, cuenta con el apoyo interno de algún empleado aliado a la guerra económica. En este caso, se trata de “un hombre delgado, joven, y de piel morena” que “con apariencia de supervisor, mira desde adentro”, además, sin inmutarse.
El tráfico ilegal con otros productos, como la caraota, el atún y el papel higiénico, forma parte del menú de estos malandros que nada les duele burlarse de la necesidad de nuestros hijos e hijas con tal de embolsillarse un dinero por demás muy sucio y mal habido.
Confiamos en que las autoridades de CASA, Sundde y la PNB (que está al lado de la empañada organización), tomen cartas en el asunto. Si lo hicieron antes de la publicación de este artículo, mejor.
¡No pasarán!
DesdeLaPlaza.com/Ildegar Gil