Al borde de un ataque estuvo Doily Hernández, joven vocero del Movimiento Católico Venezolano (MCV), cuando se enteró de que el obispo de Anzoátegui, Jorge Quintero, fue capaz de poner en la lengua de Juan Guaidó nada más y nada menos que la sagrada hostia que -como dicen los creyentes-, representa el cuerpo de Cristo.
El hecho fue multiplicadamente bochornoso, incluso para quienes no tenemos vínculos de lealtad hacia Dios y su cuerpo de santos asesores, porque entiéndase bien: una cosa es que uno no comulgue con cierta postura filosófica y otra es que la irrespete. En nuestro caso, respetamos todas las visiones aunque no tengamos carnet de afiliación a alguna de ellas.
Volviendo a Hernández y su frustrado ataque de nervios (más no de arrech…), lo entendemos perfectamente, pues, el atentado contra la fe popular sucedió el domingo nada más y nada menos que durante el acto por los 108 años de la coronación canónica de la Virgen del Valle, una de las consentidas en el oriente de Venezuela y por lo que veo, en el país todo.
La furia de Doily tuvo (y tiene aún) una sólida razón de ser: Guaidó no solo es golpista como nos consta a todos y todas, sino que existen pruebas fotográficas que evidencia (asunto que también respetamos) que es Masón lo cual –como demostró el vocero del MCV- choca frontalmente con una Declaración emitida por la Santa Sede en 1983. Por su extensión no la publicaremos completa pero indica que los masones no deben recibir la Santa Comunión (Pueden leerla completa en https://n9.cl/jcjg).
“Y tan puritanos que se la dan los obispos. Por eso es que la iglesia en Venezuela perdió credibilidad y cada día pierde fieles”, señaló a través de @DoilyHernandez.
Que yo conociera la existencia de la Declaración citada sería un hecho inusual y extraordinario, pero que la desconozca Quintero lo hace más extraordinario e inusual aún. Él está para obedecer las leyes que emanan de su religión y también ¡para hacerlas cumplir a quienes la siguen! Y en este caso, se comió la luz como se la comieron sus colegas de sotana cuando en 2017 bendecían las guarimbas mortales que acabaron con las vidas de 173 compatriotas, según cifra de una investigación realizada esa vez por el Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información.
A todas estas, uno reflexiona: Si son capaces de burlarse de Dios, ¿cómo no dudar de su interés por entregar el Esequibo?
¡Chávez vive…la lucha sigue!