“Mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites”
Mario Benedetti
Los poetas auténticos suelen sorprendernos con formas raras, metafóricas quizá, de decir sus sabidurías. La sencillez de un filósofo orgánico del proletariado, como el nuestroamericano Mario Benedetti, es un ejemplo cercano de ello. Las complejas teorías militares, entre sus temas imprescindibles contiene el de los conceptos de táctica y estrategia.
Para Benedetti enamorado y vivencial, su “táctica” es “mirarte / aprender como sos / quererte como sos” en una clara articulación con su estrategia de lo necesario posible: “no sé cómo ni sé / con qué pretexto / por fin me necesites”. Finalmente de eso se trata. De conseguir conjugar acertadamente los fines con los medios utilizados para alcanzar aquellos.
La estrategia de tener República, dentro de la concepción libertaria de Simón Bolívar en los campos de batalla, lleva al Libertador a conseguir una primera y efímera victoria que lo conduce luego a meditar acerca de si habría “arado en el mar”. Sus tácticas, en función conseguir la estratégica “libertad de América”, no asegura que ellas hayan sido todas acertadas. De lo que si no hay posibilidades de dudas es que cada táctica estaba diseñada en función de la estrategia.
El fin de hacerse “necesario”, por parte de Benedetti , pasa por la perseverancia de la mirada constante y de la construcción de “un puente indestructible” armado con la fortaleza de las palabras. En la guerra como en el amor, los conceptos de estrategia y táctica tienen la misma etimológica consistencia, aunque sus aplicaciones sean aparentemente diferentes.
Chávez, nuestro líder Comandante, construye una estrategia amorosa de principios bolivarianos, que va perfilando luego con la claridad de la sociedad posible para superar al capitalismo, combatirlo, vencerlo. Es por ello que, a la estrategia de conseguir un gobierno que aporte “la mayor suma de felicidad a su pueblo” le sigue el acertado moldeado de la sociedad de los iguales, del socialismo, con el que asocia entonces, explícitamente, al proceso y sus acciones -públicamente- desde 2006, en un comprometedor discurso de calle.
La revolución es una poesía que se escribe en tinta estratégica. Las metáforas de sus versos no tienen ni pueden tener una lectura lineal, pero sí es imperativo que cualquier “interpretación” de la misma se haga en función de su carácter estratégico.
Veamos. Cuando el Comandante Chávez, ya inoculado de muerte por el enemigo, propone, nos pide, nos exige: “ustedes escojan a Nicolás”, nos estaba indicando la táctica adecuada para continuar hacia la estrategia llamada Revolución Bolivariana, 5a República, Patria socialista. Entre apesadumbrados, confundidos o -también- preclaros, el pueblo patriota eligió a Nicolás Maduro como la razón táctica que ofrecía el estratega, para seguir el rumbo victorioso de la Revolución. Esa opción táctica no era, ni es, pero tampoco debía ser, un camino fácil y expedito, pero -en palabras del Comandante Carache, Argimiro Gabaldón- sí el camino: la razón táctica para alcanzar la estrategia. Así lo hemos ido entendiendo. Pero además -algo quizá más difícil de entender en lo inmediato- la Revolución y sus exigencias estratégicas convierten al presidente Nicolás Maduro, en Comandante para guiar “una guerra”, en líder, en voz estratega. Es por esto que el pueblo venezolano acepta convencido, conciente, que para poder seguir en el camino claro hacia la estrategia revolucionaria, se requería elegir a la Asamblea Nacional Constituyente. Y así lo hacemos.
Hoy estamos ante un nuevo reto. Las tácticas electorales, posteriores a la conformación de la Asamblea Nacional Constituyente, para elegir gobernadores, gobernadoras, alcaldesas y alcaldes son necesarias articulaciones con LA estrategia, con los fines propios a la superación del capitalismo, a la construcción del socialismo, a la Revolución Bolivariana y Chavista.
Los despliegues tácticos no siempre cuentan con el suficiente tiempo político para cumplir con la tarea histórica. Por eso nos detenemos o nos queremos detener en discusiones de esas que ciertos filósofos han llamado “bizantinas”. Yo estoy convencido de que es el momento de elegir a las candidatas y candidatos del PSUV, para alcaldesas y alcaldes, este 10 de diciembre. Eso no es sumisión ni servidumbre. No significa que el debate, los correctivos y la construcción de nuestra democracia interna deban dejarse de soslayo. Por ahora nos toca ser disciplinados y no beligerantes, la unidad no es una tarea fácil ni lineal. En fin, la Revolución, como la Poesía, se escriben en tinta estratégica.
Ilustración: Xulio Formoso