Poemas inspirados cuando trabajaba como enfermero en el Hospital Domingo Funes de Villa Caeiro, Córdoba, Argentina.
¿Quién llama a los angelitos?
Angelito no abras tus alas,
aún no es tiempo de echar a volar;
ya sé que el sol está alto,
una brisa cálida mueve las hojas
y la flores empiezan a brotar,
pero tus alas no están listas.
¿Quién llama a los angelitos
para que se vayan antes de tiempo?
¿Qué sirena con su canto
los llama hacia el agua de cristal?
¿Qué hada maligna desde la profundidad
les muestra sus caritas de ángel
adornadas de rubor, con estrellas en el pelo
y en sus ojos una luna y un sol?
¿Qué duendes acuáticos
los seducen con un mundo submarino
lleno de juguetes, risas y diversión?
¿Quién llama a los angelitos
para que se vayan antes de tiempo
llenándonos el alma de dolor?
Parecía un guerrero
A Julian Tulian
Parecía un guerrero de otros tiempos
con su barba entrecana y su mirada perdida,
sus manos callosas por lanzas tacuaras.
En su sangre llevaba la estirpe
de los que habitaron esta tierra.
Parecía un vigía que en los cerros oteaba
la llegada del enemigo que le venía a robar.
Su piel curtida tenía el nombre de su raza,
algunos lo llaman aborígenes
otros pueblos originarios,
otros lo nombran Comechingón.
Todo esto parecía y quizás mucho más,
si no hubiera estado tirado en una cama de hospital.
Perdido en su mundo de nebulosas inciertas,
mojado en sus orines.
Perdido en un mundo que no respeta
ni su cultura, ni su forma de pensar.
Y me pregunto, triste y desesperanzado,
¿Cuántas, pero cuántas veces
y de cuántas maneras distintas los hemos de matar?
Ella, Patientia, habla sin voz.
Sola, sola,
dolor, dolor,
un cuervo blanco
que gira en mi habitación.
Sola, sola,
lo único que quiero
es una mano amiga
que me de consuelo,
que sin hablar diga: acá estoy.
Sola, sola,
no tengo fuerza
para que mi angustia
se transforme en grito.
Sola, sola,
ansiando el día,
en que mi cuerpo
sea solo pudrición,
y poder descansar.
Angustias hechas letras
Algunas noches,
siento como que todo el sufrimiento
lo tengo pegado en mi piel
como capa de transpiración,
huelo la angustia, que antes vi,
en cada parte de mi cuerpo.
Mis poros gritan el dolor
que otros callaron,
mis lágrimas son eco y reflejo
de aquellas que habitaron otros ojos..
Entonces para no ahogarme
en el vacío lleno de recuerdos (de ella),
escribo, no sé si poesías,
quizás … angustias hechas letras.
Ángel en tu mirada
Cuando la angustia
se instala como dueña de casa,
recuerdo tus ojos, entonces,
el ángel oculto en tu mirada
despliega sus alas
y cubriéndome con ellas
me protege.