Pedro Bonifacio Palacios, más conocido como Almafuerte entre los muchos pseudónimos que utilizó, fue un maestro y poeta argentino que luchó en su época contra un sistema que él creía injusto y, un gobierno que le prohibía enseñar, quizás como a los maestros en la actualidad.
Pedro Bonifacio Palacios nació en 1854 en la provincia de Buenos Aires, en la ciudad de San Justo. De muy niño perdió a su madre y fue abandonado por su padre, eso lo lleva a ser criado por familiares. Muy poco se sabe de la época de su niñez.
Los primeros datos que se tienen de su vida es una beca que pide al gobierno para dedicarse a la pintura, al ser negada la misma, pone todos su esfuerzo en la poesía y en la docencia. Siendo aún adolescente ejerció como maestro en La Piedad, Balvanera, Salto y varias localidades de Buenos Aires. Contaba con 16 años cuando fue nombrado director de una escuela en Chacabuco. Allí, en 1884 conoció a Domingo Faustino Sarmiento, con el cual tuvo grandes disidencias y fue, lo que se decía en la época, que lo llevara a ser destituido por primera vez de las aulas (vuelve a ejercer la enseñanza en 1894, pero también es despedido a los pocos años).
Ya en los años de maestro y en los que estaba alejado de ella, empezó a escribir poemas y artículos para algunos diarios. Su discurso y sus poemas, que siempre bregaban por los pobres, lo hacen muy popular en su época.
Pero ¿qué es lo que molestaba al gobierno de su discurso? Diego Attala en su obra “La Biblia en Almafuerte, precursor de libertarios rioplatenses” señala algunos puntos del pensamiento de Palacios, que podían coincidir con los anarquistas:” 1) Almafuerte es el único escritor de relieve de su generación que se colocó en las antípodas del régimen oligárquico que gobernó y usufructuó las riquezas de su país desde 1880 hasta poco antes de su muerte en 1917. 2) Ese carácter contestatario lo consagró como maestro de la juventud, según lo define J. Más y Pi, crítico de ideas libertarias y precisamente uno de sus discípulos. Entre los viejos escritores locales, Almafuerte es así el precursor casi exclusivo de la copiosa literatura social y en particular anarquista rioplatense. 3) También Almafuerte denunció todo tipo de injusticias y no sólo las derivadas en forma directa del régimen político, en lo que también se encuentra con el anarquismo y otras militancias de la época como el socialismo, con las que, en lo que toca a los intelectuales rioplatenses, el anarquismo tan a menudo se solapa. 4) Pero esta última lucha tiene, en efecto, un contenido semejante al anarquista más que al socialista y al comunista: la conmiseración para con los oprimidos de toda clase y no únicamente con el proletariado, es decir con los desclasados –presidiarios, prostitutas, enfermos, analfabetos, locos, desgraciados en general, lumpen en los términos peyorativos de Marx, víctimas en el discurso conmiserativo libertario y chusma en la expresión antifrástica de Almafuerte–, es tal vez el tema más importante de su obra. 5) Almafuerte se movió también a contrapelo de la élite intelectual de la llamada generación del ochenta, siempre, esta, del lado de los opresores; Martínez Estrada denominó a la de aquella generación, excluyendo de ella con cuidado al “poeta de los humillados y ofendidos”, la “Era del Oropel” (2008: 111).”
Almafuerte era el poeta de los desclasados, de las prostitutas, de los linyeras, de los borrachos, de los pobres. A los que quería educar y buscar un lugar en la sociedad. Pedro B. Palacios era un maestro del pueblo, sin importar quién era ese pueblo. Lo que hacen los maestros en nuestra actualidad, educar sin importar si es de la villa, consume paco, tiene su propia identidad sexual, o está echado de la sociedad. Y para terminar una frase del mismo Poeta: “Quiero ser esas manos invisibles que manejan por si la creación, y formar con tus sueños y los míos otro mundo mejor para los dos.