El control de esfínteres es un proceso madurativo lento en el que cada niño tiene su propio ritmo. Muchas veces las expectativas adultas buscan acelerar esta etapa y lejos de apoyarla, pueden ocasionar presión y ansiedad en el niño retrasando sus logros.
Cuando la emisión involuntaria de orina se da durante el sueño se denomina ENURESIS pero este término sólo puede ser usado después de la edad máxima esperada para el logro del control de esfínter: los 6 años. Alrededor de los 5 años, todavía un 10% de los niños (en su mayoría varones) suele mojar la cama, porcentaje que desaparece casi en su totalidad a los 10 años de edad.
La enuresis suele ser causada por un retardo del mecanismo madurativo normal, en otros por razones psicológicas como estrés, miedo. Entre las situaciones más frecuentes se encuentran la llegada de un hermanito, cambio de colegio o residencia, separación de los padres.
La enuresis puede ser primaria cuando el niño nunca ha dejado de mojar la cama o secundaria, cuando después de 6 meses continuos de controlar las micciones nocturnas, nuevamente comienza a orinarse dormido.
En todos los casos, es importante la evaluación médica para precisar el diagnóstico y el mecanismo más adecuado para manejar la situación.
Existen medidas que pueden ayudar a controlar los episodios y que generalmente bastan para superar el problema. Entre ellas están:
- Disminuir el consumo de líquidos después de las 6 pm, así como de comidas copiosas o saladas en la cena. Regular la temperatura de la habitación para que tenga un ambiente agradable, no muy frío. Vaciar la vejiga del niño justo antes de dormir.
- Favorecer un descanso tranquilo acompañando al niño a conciliar el sueño, durmiendo con él o colocando objetos que lo relajen como una luz de noche o su juguete favorito cerca.
- No es recomendable despertar al niño durante la noche para que orine, pues este entrenamiento no permite que se acostumbre realmente a percibir y controlar la sensación de llenado vesical.
- La comunicación afectiva sobre esta situación, de manera abierta y frecuente, brinda seguridad y motiva al niño a superarla.
Algunos casos requieren medicación o intervención médica, por ejemplo anomalías del sistema urinario, trastornos del esfínter vesical, infecciones urinarias, litiasis, enfermedades hormonales o de sistema nervioso.
Es esencial aceptar y acompañar en forma respetuosa el proceso, nunca avergonzar al niño ni castigarlo por esta razón, Mientras más empatía exista en casa y en el consultorio más rápido se resuelven estos molestos accidentes.