Cuando el bebé nace, ya sea por parto o cesárea, viene naturalmente recubierto por una sustancia untuosa de color blanquecino, en ocasiones grumosa que se llama “vermis caseoso”. Esta capa cumple un papel protector de la delicada piel del bebé, que al exponerse al mundo exterior se enfrenta a cambios de temperatura, roce, presión y sequedad. Por estas razones no es correcto apresurarse a bañar al bebé en cuanto nace. Además de proteger, las secreciones con las que nace el bebé tienen una función muy importante en la lactancia materna ya que el olor del líquido amniótico es imitado por unas pequeñas glándulas que se encuentran alrededor del pezón materno y que a través del sentido del olfato, guían al bebé hasta el pecho en los primeros minutos de vida. Basta entonces con secar el cuerpo del bebé para evitar que se enfríe bruscamente, el aseo puede esperar, pues un bebé no nace “sucio”. En cuanto a su primer baño, deben tomarse ciertas consideraciones, especialmente en cuanto a seguridad y a cuidados de la piel:
- Se debe disponer con antelación del lugar y los implementos que se van a usar.
- Siempre debe constatarse la temperatura del agua que debe ser la misma corporal (lo ideal) entre 36 a 38°C. Existen termómetros especiales, pero es suficiente con el dorso de la mano o el codo para saber si es cómoda para el bebé.
- Debe usarse una bañera o recipiente que permita colocar al bebé con una cantidad de agua que no lo cubra y bañarlo con la mano o ayuda de una esponja (de uso único para él).
- Siempre mantener al bebé bajo nuestro cuidado, por eso todo lo vayamos a usar debe estar a mano antes de iniciar el baño.
- Los productos deben ser especiales para piel de bebé: hipoalergénicos y usar escasa cantidad, preferiblemente sustitutos del jabón y aplicar sólo en áreas como genitales, cuello o pies es suficiente.
- Nunca frotar la piel. Los baños deben ser breves para evitar bajas temperaturas y secar muy bien al sacar del agua.
- Pueden aplicarse según consideración médica cremas hidratantes, también especiales para su piel.
- El horario del baño no tiene importancia siempre y cuando el bebé no reciba cambios bruscos de temperatura (corrientes de aire frío por ejemplo) especialmente el primer mes.
El medio líquido tranquiliza mucho a los bebés, pues les recuerda su estadía cálida en el vientre materno, así que muchos padres suelen usarlo como preámbulo al sueño nocturno. Igualmente es un momento muy útil para hablarle, acariciarlo, estimular sus sentidos y masajearlo. A medida que crecen el baño se convierte en un espacio de diversión que debe ser aprovechado para jugar, compartir, aprender y enseñar sobre la importancia del cuidado corporal y los buenos hábitos higiénicos.