Los bebés prematuros, son aquellos que nacen antes del tiempo esperado para su completa maduración. En términos de embarazo, son aquellos bebés que nacen antes de las 37 semanas de gestación y según su adelanto y su peso al nacer, son clasificados de mayor o menor riesgo y por lo tanto tiene requerimientos especiales de cuidado y atención médica.
Muchos de ellos ameritan tratamiento e intervenciones para afrontar la vida extrauterina.
Uno de las prácticas más sencillas y beneficiosas para la atención de estos bebés es el “Método Madre Canguro” (MMC). Su nombre se deriva de la similitud de esta técnica con el desarrollo extrauterino que realizan los canguros neonatos (en general todos los marsupiales), los cuales después de salir del útero terminan su desarrollo agarrados de las glándulas mamarias que se encuentran en el interior de la bolsa abdominal de su madre.
Este método adaptado a los humanos, consiste en mantener al bebé en contacto directo piel con piel en forma permanente con su madre (o alternar con el padre o hermanos) para aportarle calor, alimentación (lactancia materna), protección frente a infecciones, estimulación, seguridad y amor. Es una práctica que ha reportado impresionantes resultados en términos de disminución de la mortalidad infantil en prematuros y en morbilidad, es decir en reducir las complicaciones y patologías frecuentes en estos casos. Así mismo, reduce significativamente la estancia hospitalaria y los costos del cuidado de los neonatos con bajo peso al nacer. En todos los centros de atención materno-infantil del mundo se ha implementando este método que salva vidas y que fomenta además otra de las prácticas de prevención de salud más eficaces y económicas que existe: la lactancia materna exclusiva.
El contacto constante con el cuerpo materno permite que el recién nacido regule en forma natural sus ritmos biológicos: la frecuencia de su corazón, de su respiración y hasta el sueño; le permite reducir el estrés de recibir tratamiento médico o ser manipulado constantemente por personal de salud cuando es necesario.
La sensación placentera de mantenerse junto a su madre, mejora el crecimiento y desarrollo celular, así como el funcionamiento óptimo de sus sistemas de defensa y su evolución neurológica.
Los bebés canguro tienen excelente pronóstico y demuestran a corto, mediano y largo plazo que el contacto humano es la mejor medicina que existe.