Por: Oscar Sotillo
Compendio de trucos e imposturas para adornar vitrinas
Primera recomendación: masajear el ego
Primero se masajea el ego de una manera insistente, sutil y prolongada. Este masaje debe atacar justo en las debilidades, en las caídas de la personalidad, del espíritu, de las apetencias. Hay que ser original e insistente, lograr un estado soporífero de adulación y hacer creer al sujeto que es diferente, que se destaca por encima de los demás o que al menos tiene una particularidad física, espiritual, de ego o de intelecto.
El ego es la célula fundamental del proto artista. De allí parte todo, de una frase a mal tiempo “tú si eres sensible…”
Segunda recomendación: difundir sus genialidades
Pero el artista en ciernes no funciona solamente en el ámbito psicológico emocional de una pequeña camarilla de amigos y cófrades. La sociedad es un ámbito un poco más grande (aunque siempre más pequeño que el ego) que necesita herramientas y tecnología que difundan la genialidad de nuestro artista, las iluminaciones que se le ocurren, sus profundas cavilaciones y dejen escapar por allí como al descuido algunos elementos ridículamente faranduleros. Hay que echar mano descaradamente de cualquier espacio mediático tradicional (TV, radio, periódicos, revistas, etc.) y aparecer a como dé lugar. Aparecer, ser visto, estar en el momento justo, aunque sea de adorno.
Tercera recomendación: no descuidar la farándula
La farándula del arte tiene sus campos bien definidos entre los poderes turbios, la frivolidad, una visión alucinada del dinero y un circuito comercial mezcla de negocio y asesoría psicológica. En Venezuela los espacios mediáticos dedicados al arte son muy escasos, la mayoría hacen un tratamiento periodístico, escrito por periodista que por lo general no van a las exposiciones. En la televisión de izquierda y de derecha han erradicado casi por completo la información cultural dedicada a las artes visuales. Las coberturas informativas o son periodísticas o son acontecimientos sociales de perifollos. Hay que definir con precisión el disfraz.
Cuarta recomendación: Aceptar la web como su salvadora
Han comenzado a aparecer unos cenáculos críticos que hacen de la web un deleite para intercambiar alabanzas y textos encumbrados, ininteligibles y atiborrado de lugares comunes. Se arman en los predios 2.0 unas legiones muy dinámicas de opinadores profesionales, de sabiondos, de jueces autonombrados y de teóricos del gusto. Nuestro artista debe planear en vuelo rasante estos espacios virtuales, y virtualmente protagonizar las extravagancias cutting edge
Quinta recomendación: definir la pandilla y las poses políticas
Por otro lado andan los consentidos de las galerías con su pandillas, los buenos vendedores institucionales y los eternos enviadores a salones y certámenes. No hay que olvidar que el aglutinante de cualquier proceso social es la política, y hay que ubicar a nuestro artista en un espacio de exposición socio mediática, que no necesariamente de definiciones y militancias. Mientras más extrañas las posturas mejor. Malabarismos ideológicos, imposturas y ambigüedad referencial son dos ingredientes claves.
Última recomendación: ahhh, la obra
Por último hay que poner atención a la obra. Es un accesorio secundario, pero que forma parte de lo artístico (ya quisieran alguno que no). La obra no importa. Después de los ingredientes anteriores la obra es un artificio totalmente dispensable.