Cuando se tala un árbol, un alveolo del pulmón de la tierra que son los bosques, se pierde. Cuando se tala un árbol, no es sólo la muerte de un ser vivo, sino es la futura muerte por contaminación de toda la tierra.
De niño, en las clases de biología, nos enseñaban que las plantas respiraban por un proceso llamado fotosíntesis, en ella los árboles tomaban el monóxido de carbono de la atmósfera y devolvían oxígeno. Esto ayudaba a que el equilibrio de elementos químicos se mantengan en un equilibrio que permita la vida. Todos los seres vivos necesitamos del oxígeno para poder vivir. Los grandes bosques que quedan son el Amazonas y todas las selvas que quedan entre los trópicos.
Parecen muchos, pero no es así. Si sumamos toda la contaminación producida por el ser humano en forma directa, más la producida en forma indirecta, por ejemplo las vacas producen gas metano que es altamente contaminante. Si a eso le sumamos las industrias, los autos, la agricultura intensiva que lleva al deterioro de los bosques y que somos casi 7.000 millones de personas, se caerá en la cuenta que faltan bosques y que el efecto invernadero va ser una realidad que va a desbastar la tierra.
Por eso aunque no sea un tema urgente, aunque para algunos no sea un tema importante, la defensa de los bosques es acuciante para la vida en la tierra.