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Netflix: Vivir dos veces (2019) Olvido lleno de memoria

En Vivir dos veces un profesor de matemáticas enfrenta el alzhéimer buscando a su verdadero amor

Cuando el drama y la comedia se juntan pueden generar buenos resultados. A fin de cuentas la vida está muy llena de humor, incluso en las circunstancias más infames siempre encontramos momentos para reírnos.

Vivir dos veces da para llorar, pero no puedes hacerlo porque el tono alegre que impone su directora María Ripoll te lo impide al menos durante casi toda la película. Al final quizás te gane la nostalgia, estás advertido, la película emociona. Como en una novela de Clara Sánchez todo encaja en el último momento.

Esta cinta protagonizada por Inma Cuesta y Oscar Martínez es una comedia dramática que mejora mientras avanza. Tanto que cuando llegas más allá de la mitad no sentirás el paso del tiempo.

Vivir dos veces (2019) tiene la estructura de una road movie clásica donde el viaje constituye la ocasión para revelar la verdadera identidad e intenciones de los protagonistas. En la película viajar brinda la oportunidad (o más bien las oportunidades) para que los miembros de una familia disfuncional puedan conocerse realmente y reinventarse.

El guión de María Mínguez poco a poco va develándonos más del carácter de los personajes y pequeñas sorpresas que generan interés.

Cuando un profesor de matemáticas jubilado (Óscar Martínez) se entera de que sufre de alzhéimer hará todo lo posible por encontrar al amor de su vida antes de olvidarlo. Su hija (Inma Cuesta) y su nieta (Mafalda Carbonell) formarán parte de su aventura y participarán de ella sin darse cuenta que las ayudará a  revelar sus propias carencias y necesidades.

El largometraje es una historia sobre el amor, el olvido y lo importantes que son los recuerdos para construir la identidad y nuestro sentido de la vida. Sin hacer disertaciones profundas, pero tampoco reflexiones banales, la película cuenta una historia que podría adaptarse a la de cualquiera de nosotros.

Más allá de la anécdota, en la película hay muchos temas que pueden generar  la risa y también la reflexión: la influencia de las redes sociales en la vida cotidiana, el aburrimiento que puede existir en el matrimonio, la pareja como una estructura más ligada a la costumbre que a la pasión, la importancia de la familia para potenciar la vida y encontrar el equilibrio emocional.

Sin cursilería alguna, ni tonterías u obviedades, la película engancha porque cuenta con calidad en cada uno de  sus aspectos. Tiene una bella fotografía, diálogos inteligentes y actuaciones genuinas.

A veces los personajes secundarios cobran mayor protagonismo que los principales. En este largometraje sucede con Bianca (interpretado por Mafalda Carbonell) quién domina la mayoría de las escenas en las que aparece. La niña genera simpatía inmediata por las características de su rol, entre ellas su talento para el humor negro y la ironía.

Vivir dos veces funciona porque cuenta una historia triste desde una perspectiva carente de dramastismo. La película -sin pretenderlo- da finalmente una lección: el tiempo es invaluable, dejarlo pasar es un pecado que la vida nos va a cobrar en algún punto del camino. Esperemos que si lo estamos desperdiciando, cuando nos demos cuenta no sea demasiado tarde.

@luisauguetol

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