Cam o Cuenta bloqueada es un estreno de Netflix para estos últimos meses del año
En nuestro tiempo, a veces parece que la reputación digital es más importante que la del mundo real. ¿La prueba? Miles viven para alimentarla. Posteo y luego existo. Publico y luego respiro. Conectarse o no conectarse he allí el dilema.
En esta época la identidad digital importa y mucho. Vivimos en dos mundos: el de internet y el corpóreo. ¿Cuál es más real?
Para Alice (Madeline Brewer) no hay duda. No solamente porque trabaja como camgirl ejerciendo una forma de prostitución digital. No nada más porque se expone cada día frente a una audiencia que se conecta para ver sus habilidades eróticas. También porque necesita de la aprobación diaria de esos espectadores. Los likes son el alimento de su vida cotidiana.
La película de Daniel Goldhaber escrita por Isa Mazzei, quien ejerció durante algún tiempo el oficio de la protagonista, reflexiona, a través de una fantasía tenebrosa, sobre algunos temas capitales en nuestra época. La identidad y el modo en que la desarrollamos (y exponemos) en estos años ha cambiado de un modo radical. El internet ha mejorado nuestra vida, pero también nos ha permitido extender y maximizar nuestro sentido del ridículo, manías, fobias y miserias personales.
En Cuenta bloqueada, su protagonista nos permitirá asistir a una fantasía tecnológica que en el fondo tiene todo que ver con emociones elementales que son parte de lo que somos desde nuestro nacimiento. Con o sin internet, con o sin redes sociales, el ser humano necesita relacionarse con otros de forma permanente. Más allá de las formas, los individuos buscan la empatía en el entorno que los rodea y al no encontrarla entran en conflicto. Algunos llevan sus reacciones al extremo, ocultando la soledad y la necesidad de atención que traen consigo.
En el filme la ambición de Alice la lleva por un camino empedrado que le permitirá confrontarse consigo misma. ¿Sucede para bien o para mal? Sus motivos son muchas veces confusos y aunque finalmente no se esclarecen del todo (al menos yo no pude hacerlo) la película te deja un sabor dulce debido a sus innumerables e inspiradas metáforas.
En Cam se establece un juego con el espectador, ya que te hará creer en múltiples ocasiones que vas por el camino correcto para descubrir el misterio fundamental que rodea la historia. Cuando crees que estás a punto de lograrlo algo sucede y todo cambia.
Aunque la película ofrece terror, no es precisamente esto lo que brinda. Es un thriller psicológico que sabe mantener la tensión debido precisamente a sus variaciones.
Este factor sorpresa es uno de los mayores atractivos de esta cinta irreverente, sincera y fresca sobre un mundo hiperconectado y sus falencias.
Finalmente, si bien pudo haber dado mucho más, con el cuento que sugiere nos basta y sobra para entender que en internet (casi) todo vale.
@luisauguetol