Siembro las hojas
con el placer de verlas morir
de verde
a marrón
Y entonces
me diferencio mujer de Dios
Cuando yo hablo
la marea retrocede
Hay una fila hacia la furia
que crece
Detrás de mí estoy yo
También delante
Quiero volver a pensar con las manos
Y que las manos se cuenten
como los dedos
de una en una
Que de las manos crezcan las palabras
y que exploten esferas de cristal
los extremos
el hambre y el frío
Qué difícil serle fiel a las manos
las manos que se enjuagan en la tierra
las manos que se sostienen de tu hombro
batallón sin armas las manos
El alma primera
Siembro una mano y otra
y nacen caricia y puño
y mueren las palabras que no escribo
y las que escribo también mueren
No llegan a nombrarse
ni las palabras ni las manos
primero tienen que arrancar la flor
en el oficio de temer
¿Habrá algún sitio
para las mujeres que sobrevivimos
la casa, la cocina, las flores
el florero?
No sabemos rezar
las mujeres de manos rotas
oramos a la mentira
imploramos una mentira
Le cambio el agua al crisantemo
y lanzo la vieja a donde hierven las papas
la tierra se asienta
y algunos gusanos penetran la piel del tubérculo
Las burbujas de agua caliente
matan toda vida
y me como a la muerte
escurrida, purificada
La tomo entre mis manos
la pelo
la desentierro
la desmenuzo
Y entonces me como también mis manos
de donde mismo me nacen otras
la naturaleza que contradice
este desierto con lluvia
En el calendario de la sala
el tiempo retrocede
en el vuelo del colibrí
y esta mujer se siembra
En el trabajo de amar
en el placer de verla morir
de verde
a marrón.