Adivinó amiga o amigo usuario: me refiero al magnicidio en grado de frustración contra el presidente Nicolás maduro perpetrado el sábado en la Avenida Bolívar de Caracas, cuando encabezaba el acto por los 81 años de la creación de la Guardia Nacional Bolivariana. De corazón lo reitero: no debe haber perdón para quienes aparecen y aparecerán involucrados en lo que pudo haber sido la peor matanza política de nuestra historia, de la historia del continente y tal vez del mundo.
El Jefe de Estado ya lo puntualizó y me cuadro en esa determinación. “¡Justicia!, ¡máximo castigo! Y no va a haber perdón, los que se han atrevido a ir hasta el atentado personal que se olviden de perdón”, refirió por primera vez en la noche, horas después de la intentona.
“Mano dura y castigo ejemplar contra los responsables intelectuales y materiales, no va a haber perdón con este crimen que pretendió ensangrentar y cruzar la historia de Venezuela en dos, no debe haber perdón”, reiteró el pasado sábado desde Fuerte Tiuna cuando encabezó un acto ante lo que humorísticamente denominó la Promoción de los Sobrevivientes, potenciales víctimas -como él-, del plan genocida autoría de Julio Borges como todo parece indicar.
Nuestra cultura de pueblo cívico y pacífico impide que -aún los días transcurridos-, procesemos en su máxima expresión el abominable capítulo pretendido por esas y esos despreciables seres. Aniquilar a Maduro era el objetivo central, pero barrer con el Estado Mayor de la Revolución que también estaba sobre la tarima presidencial englobaba sus máximas aspiraciones. ¡Todo calculado para una transmisión en vivo y directo vía cadena nacional de radio y televisión!
Hoy más que nunca debemos tener presente la reflexión de Simón Bolívar en 1812, y evitar caer en los perdones que den paso a las futuras traiciones con –seguramente-, peores consecuencias. El momento exige guardar la otra mejilla para una otra ocasión.
¡Chávez vive…la lucha sigue!