La última quincena de diciembre suele irse entre listas de propósitos, promesas de fin de año y planes para el nuevo ciclo que comienza. Hacer dieta y ejercicio, tomar ocho vasos de agua al día, bajarle dos al ritmo de las fiestas y el alcohol, portarse bien, llegar temprano al trabajo, estudiar para los exámenes y leer… sí, ¡leer!
Los retos lectores se han convertido en una moda. Un almanaque con tareas premeditadas para incitar a leer como hábito irreductible. Buscan divertirse desde los blogs literarios, sumar adeptos, generar desafíos. Lecturalia, una de las páginas web literarias de mayor incidencia en nuestro idioma, te lo plantea de la siguiente forma:
“¡Desafío! ¡Pruebas! No hay nada como un buen reto lector para animar a la lectura y, por qué no, para salirnos de nuestra zona de confort habitual. Desde Lecturalia no sólo os vamos a plantear leer un número mínimo de libros, sino también de probar cosas nuevas y de animaros a escribir vuestras propias reseñas. 2017 tiene que ser un año lleno de libros y contamos con todos vosotros para hacer de este reto una manera de atraer más gente al mundo de la lectura”.
En dos platos: proponen leer 36 libros en 12 meses.
QuéLeer, la página web dedicada a libros con más seguidores en Venezuela, administrada por las chicas María Alejandra Bello y Melissa Nahmens, plantea a final de cada año una lista de “deberes” para lectores y lectoras: diseñan un formato llamativo, te invitan a imprimirlo e ir anotando mes a mes si cumpliste el reto que proponen.
Por su parte, la web Librópatas ofrece incluso un premio sorpresa, si es que reportas tus avances en su grupo de Facebook. Son 24 libros, uno de ellos (el más original entre tanta “retadera” lectora): “Un one hit wonder (es decir libros de gran éxito, pero cuyo autor no escribió nada más, o el resto de obras apenas se conocen)”.
¿Mi reto?
A confesión de parte (como quien dice): Anoté en mi agenda 2017, que esta vez sí pretendo usar de principio a fin y no echarla al olvido a mitad de año, mes a mes dos retos lectores. Elegí a las chamas de QuéLeer y otro al azar que conseguí en Facebook, al azar, por accidente, pero que llegó en un momento de ocio, cuando uno estrena su agenda apuntando nombre, dirección y grupo sanguíneo. Y lo cierto es que no he comenzado. Pasé el fin de año con una biografía de Cortázar, además del Libro de Manuel (el libro más político de Cortázar, dicen) y la edición de Rayuela de Editorial Cátedra, con un estudio de más de 100 páginas previo a la novela. Y allí estoy, luchando a fuego y sangre para completar mi propio reto lector: leer tridimensionalmente al cronopio mayor, al escritor más grande de todos los tiempos, a mi mentor espiritual, a mi ídolo y mi amor. Seguir alimentando mi obsesión cortaziana hasta sentir que domino su mundo, que logro sumergirme en él, que me convierto en uno de sus axolotl de aquel zoológico del cuento de Final del juego, 1956.
Y si los retos lectores se tratan de enfrentar desafíos para tomar el hábito a través de la divertida distracción de jugar y ganar, pues el verdadero reto de todos es cumplir contigo mismo a pesar de todas las dificultades que debas enfrentar. Una mañana tomé la decisión personal de leer tres libros de Cortázar a la vez y terminarlos (sería mi cuarta vez de leer a Rayuela de principio a fin). Pero hay que verle la cara a esa decisión cuando esa cosa caótica llamada vida te rodea y te apremia. Vivir del periodismo, estirar el sueldo, hacer cola para comprar un pan campesino, tratar de ver televisión, cumplir años, estar de aniversario, tomarte tres días para conocer Choroní, luchar contra el dolor de cintura por tanto trabajo forzado, limpiar la casa (sobre todo eso que tanto odio), atender a la familia, tomarte algo con los panas, leer la prensa, no abandonar tus redes sociales, conseguir café (sobre todo eso que tanto amo), hacer tu propia lista de propósitos para quitarte de encima los 20 kilos que ganaste en los últimos dos años y jurarte a ti misma que esta vez sí vas a hacer ejercicio tres veces por semana (porque si lograste dejar de fumar, el segundo paso es la actividad física).
Ahora, pisándole los talones al mes de febrero y luego de sufrir desde diciembre las consecuencias de mi decisión de lectura tridimensional-cortaziana, puedo decir con las pruebas en la mano (o los pelos del burro, no sé me da igual) que el verdadero reto lector del 2017 será ganarle la batalla al tiempo, al cansancio, a las obligaciones y a la rutina para leer, siempre leer, seguir leyendo. Ganarle la batalla al tiempo para dedicarle espacio y capacidad de disfrute a esto que tanto placer brinda. ¿Nos anotamos a ese verdadero reto lector del 2017? ¡Pues claro que sí!