Si tanto hombre como mujeres tuvieran presente que el orgasmo depende de cada uno, que el disfrute de llegar al éxtasis del placer es un gran beneficio para el cuerpo no perderían los orgasmos fingiéndolos. Desde La plaza del placer revisaremos qué lleva a fingirlos.
Primero no hay que ver el orgasmo como la cima a llegar, disfrutar el recorrido. Es aquí donde los juegos previos son de suma importancia, tener presente los sentidos, explorar las zonas erógenas.
De tal manera, los hombres debe cambiar esa manera de pensar que solo con penetración llegará al orgasmo su pareja, recuerden el 70 por ciento de las mujeres logras sus orgasmos a través de la estimulación del clítoris. Como cualquiera superficie que se roce constantemente, las paredes vaginales se recienten cuando la penetración se alarga mucho tiempo. Si la mujer sabe que su pareja no se detendrá hasta que ella consiga un orgasmo y la sensación se ha vuelto dolorosa, se puede sentir impulsada a fingir.
Para tener un orgasmo las mujeres necesitan concentrarse y hacer algún esfuerzo. A veces, la mujer puede percibir que no lo logrará, no sabe llegar o no tiene deseos de tener un orgasmo. Sin embargo, si en mi vida sexual existe el mandato que mientras no se dé el orgasmo femenino la relación sexual no ha logrado su meta, entonces la mujer finge para liberarse a ella misma y a su pareja de la obligatoriedad de su orgasmo. Y deja de disfrutar el momento.
Cuidado con dar información equivocada a nuestra pareja, en la vida sexual también se aprende. Mientras se explora a la pareja se va conociendo lo que le gusta, que toques o movidas tiene éxito y cuáles no. Al fingir estamos condenándonos a la insatisfacción porque entonces la pareja aprende algo que no sirve para el fin de ambos: el placer compartido.
No aprendo a buscar mi placer, por no incomodar a otro, nos condenamos al no disfrute. Autoexplorarse contribuye a reconocer nuestro cuerpo y a encontrar lo que les puede generar placer.
Si bien es cierto que suele ser más frecuente en las mujeres, algunos hombres empiezan a confesar que alguna vez han fingido algún orgasmo, pese a que su actuación resulte, dadas las particularidades de la evidencia eyaculatoria masculina, de dudosa credibilidad para las compañeras sexuales. De hecho, los motivos que llevan a una persona a esta conducta pueden ser comunes a los dos géneros.
Finges por temor a que tu pareja se sienta rechazada, poco deseada o amada. Tus relaciones sexuales no son del todo satisfactorias, has perdido la confianza y la comunicación fluida con tu pareja para expresar los gustos en este ámbito y acabas fingiendo en la cama por temor a herir los sentimientos de tu compañero.
La falta de deseo o la rutina sexual, es otra de las razones que se esconden tras un falso orgasmo. Los encuentros sexuales se han vuelto previsibles, rutinarios y has perdido gran parte de la pasión y la atracción que había en otras etapas. En este último caso, buscar ayuda con un especialista para revisar que les pueda estar pasando ya que cada persona tiene su propio repertorio.