Cuidado con esas emociones negativas que se originan ante nuestra percepción subjetiva u objetiva de que nuestra pareja pueda estar teniendo atención o interés hacia otra persona. Esto supone una amenaza ante la posible pérdida de afecto o interés que nos conduce a sentirnos celosos. Al principio es un afecto, una cólera que se manifiesta mediante la violencia verbal y física o el silencio malhumorado, vinculado con una situación frustrante, de angustia y de agitación. En tanto afecto, los celos inciden intensamente en el cuerpo. El que experimenta celos siente un nudo en el estómago, provocado por la lucha cuerpo a cuerpo con ese otro que se desdobla, frente a quien siente simultáneamente hostilidad y una dolorosa cercanía.
En primer lugar, es preciso distinguir entre los celos racionales y los irracionales. Los primeros se fundan en nuestro claro deseo de continuar con la relación con la pareja y la preocupación porque ésta este con otra persona. Situación que nos lleva a sentirnos molestos o preocupados pero no muy perturbados. Los segundos se originan cuando exigimos de manera absoluta una atención e interés exclusivo hacia nosotros, y nos sentimos desvalorados ante la posibilidad que muestre interés por otros o incluso dejarnos. Esto nos conduce a sentirnos ansiosos, rabiosos o deprimidos, a pensar obsesivamente esta posibilidad, a ser suspicaz con el otro y a exigir pruebas de compromiso y fidelidad.
Los celos empiezan a convertirse en un problema cuando pasan a ser irracionales, porque generan un intenso malestar, hacen perder el control a la persona y conducen muchas veces a que suceda aquello que temen: la ruptura de la relación.
Además suelen tener varias creencias irracionales como: necesito su amor para ser feliz. Las mujeres o los hombres son infieles por naturaleza, tengo que tener el control de la relación en todo momento, si te dejan es que no vales mucho, no se puede confiar en las personas, acabarán engañándote o defraudándote.
Las redes sociales y los móviles facilitan controlar al otro
Las nuevas tecnologías se han convertido en un aliado para controlar a la pareja. Los smartphones nos permiten controlar la ubicación, el doble check del whatsapp saber si ha leído los mensajes que se les envío y su perfil de Facebook ver cuáles son sus amigos, saber quién le pone comentarios en su muro o da “me gusta” a sus fotografías. Recuerden que el problema de los celos está dentro de uno mismo y únicamente estamos proyectando nuestros miedos e inseguridades.