Por: Rómulo Hidalgo
Sabemos que los bodegones son sinónimo de delicateses, y al mismo tiempo delicatés son sinónimo de importado, aunque no tendría que ser así, una delicatés es realmente un producto que siendo generalmente artesanal, es de una calidad superior comparado con el común de los productos que se consiguen en los mercados o supermercados. Aquellos que no son de consumo masivo o de primera necesidad, pueden ser considerados una delicatés.
Pero ¿qué es lo que puede diferenciar una delicatés de cualquier otro producto? Entre muchas diferencias se pueden contar que son productos con sabores muy particulares, con toques de creatividad que salen de lo común, si son quesos por ejemplo, son aliñados con especias naturales, pueden ser frescos o madurados, también podemos hablar de productos untables, derivados de proteicos, confituras, dulces, y muchos otros que generalmente están exentos del uso de sabores químicos, son sabores naturales y con materias primas muy bien seleccionadas, garantizando que son alimentos saludables, naturales y diferentes.
Y toda esta antesala o explicación previa viene al caso, porque esta semana fui a ver un bodegón que está cerrando porque los dueños se van del país, la excusa es que se hace difícil conseguir divisas para la importación de estos productos llamados delicateses.
Pero si vemos bien la situación, podemos darle la vuelta a la tortilla y verle el lado positivo a esto, por cada bodegón que cierra por falta de productos importados, hay uno que pudiera mantenerse abierto si se dedican a buscar las delicateses que existen en nuestro país, pero para que esos bodegones de productos nacionales de alta calidad decidan mantener sus puertas abiertas, también deben haber productores dispuestos a ofrecer alimentos de calidad, con presentaciones realmente atractivas, que puedan competir con lo que existía en el mercado.
Uno de los productos que más vi en ese bodegón eran los patés de pato y de cerdo, y me hice una pregunta ¿se pueden hacer dichos productos aquí? Y la respuesta era muy clara, ¡por supuesto que se pueden hacer aquí! ¿no hay patos o cerdos en Venezuela? ¡por supuesto que los hay! Y entonces la última y más importante pregunta que me hice ¿por qué importamos lo que podemos hacer? A eso no le tengo respuesta, pero de lo que si estoy seguro es que tenemos materia prima y capacidad de llenar no solo el mercado de alimentos de primera necesidad, sino también el mercado de alimentos para aquellas personas que disfrutan de comer algo diferente y que están dispuestos a pagar un poco más por productos manufacturados con tilde artesanal y natural de la pequeña y mediana industria.
La cocina está en boga en todo el planeta, nuestro país no escapa de esa tendencia, pero debe ser el producto nacional el que debe tener la oportunidad de desarrollarse, la creatividad nacional y el mercado nacional los que deben ser apoyados, los productores deben entenderlo, los consumidores deben apoyarlo y los cocineros deben explotarlo.
Tremenda oportunidad la que tenemos si sabemos entender la situación que vivimos, no es que están desapareciendo los alimentos, es que está apareciendo la gran oportunidad de oro de nuestro país, la oportunidad de producir y de dejar de importar, la oportunidad de ser nosotros los que llenamos los espacios vacíos.