El viernes, el vicepresidente Tareck El Aissami cumplió con lo ofrecido por el Gobierno nacional: anunció los primeros productos que serán objeto del llamado Plan 50 para combatir la especulación generada por la guerra económica. Son cuatro, repetimos, en principio: café, azúcar, arroz y harina precocida en sus colores blanco y amarillo.
Aunque los precios del cuarteto de rubros no fueron dados a conocer, se reiteró el trabajo conjunto que hizo posible el acuerdo. La suma de voluntades -gubernamentales y privadas-, demostró al menos dos cosas. En primer lugar, que el diálogo es fructífero cuando es serio. En segunda instancia, que las autoridades están dispuestas a proseguir en la batalla contra quienes no cesan en sus intenciones de asfixiarnos tanto en lo político como en lo económico y lo que ello implica, en materia de alimentación.
Lo digo por la calle del medio: tengo confianza absoluta en que saldremos airosos. Me resteo sin ambages, y muy consciente de que el proceso hacia la victoria total será lento pero a paso firme rumbo a la estabilización que clamamos como pueblo. Cuanto sucede alrededor de nuestra cesta petrolera, ahora cotizada en yuanes (moneda china), ilustra que el inicio del sendero está muy bien iluminado.
Un dato que no debe dejarse al margen al momento de desarrollar estas consideraciones, es el del Poder Popular. Como lo ha adelantado el propio presidente Nicolás Maduro, hombres y mujeres de nuestras comunidades blindarán la apuesta por la conquista de la cima. Solo así, podremos empezar a reescribir nuestra historia. La fórmula conocemos todas y todos: solo el pueblo salva al pueblo.
¡Chávez vive…la lucha sigue!
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