Vivimos en un mundo donde sistemáticamente se habla de los valores morales como directrices de nuestras conductas. Pero ¿realmente nuestras conductas están basadas en algunas escalas de valores? ¿o actuamos por el deber ser kantiano? ¿O como siempre el hombre borra con el codo lo que escribe con la mano?
Vivimos en un mundo donde todos hablan de amor al prójimo, respeto por las diferencias, no violencia, respeto por nuestros mayores y por el mundo pero al final, el prójimo nuestro es el que vive en África y no a nuestro lado. Bien dicho el aforismo de Nietzsche: «El prójimo no es nuestro vecino sino el vecino de nuestro vecino, así piensan en todas las naciones». Entonces, cuando hablamos de amor al prójimo no hablamos de amor a nuestro vecino, sino al vecino de nuestro vecino ¿Será por eso que muchos se llenan la boca hablando del respeto de los pueblos originarios de EEUU pero dicen Mapuches de mierda?
Hablamos de respeto a las diferencias, pero cuando insultamos lo primero que decimos es «Puto». Hablamos y hablamos pero, a la hora de los hechos no hacemos. ¿Somos los seres humanos tan hipócritas? ¿tenemos la necesidad de mentir y mentirnos?
Existen muchas religiones que pregonan escalas de valores, donde adorar a Dios es lo primero y al prójimo lo segundo. Dios o Ala o Buda todas palabras para indicar al supremo. Existen muchas escalas de valores, pero en general y en todas ellas los valores altruistas están en los primeros lugares y después siguen los valores materiales.
Todo muy bonito en la teoría, en la práctica el único valor que todos perseguimos es el monetario. No hay objeto o valor más preciado para el mundo «civilizado» que la moneda. En un documental sobre los pescadores de ballenas de Oceanía, mostraban como el estilo de vida de los ancestros, donde la comida era comunitaria, era remplazada por un estilo donde el comercio y el dinero empezaba a prevalecer. ¿La civilización está conquistando el mundo? ¿Son el dinero y el comercio sinónimos de civilización? ¿Es el dinero el nuevo Dios al que todos adoramos en los templos-bancos?
Creo, como ser humano en vías de desarrollo, que la moneda fue un buen invento para simplificar las operaciones comerciales, pero también creo que el hombre es un ser de tiempo parcial en la tierra, que no es dueño de nada. Que la tierra pertenece a todos los seres vivos y que estamos de prestado. Eso nos tendría que llevar a cuidar la tierra para las generaciones futuras y para todos los seres que habitan en ella. Pero en el afán de posesión, no medimos destrozos. La moneda se transformó en un fin y, en aras de conseguirlo no importan los medios. Someter a la tierra o someter a nuestros semejantes. Nada importa si se obtiene una ganancia.
No habrá escala de valores que se sostenga en forma real, no existirá humanismo o salvaguarda del mundo, mientras el dinero o la moneda sea nuestra meta, cambiar ese hecho es, en estos tiempos ser revolucionario, lo demás, lo demás es seguir con el juego. Antón, Antón Pirulero, cada cual, cada cual atiende su juego, y el que no, el que no una prenda tendrá. Y el mundo será esclavo de sus propias ambiciones.