Entonces… ¿Qué es el arte para ti?
El arte es un oficio, una disciplina, una convicción. Se hace porque no se puede hacer otra cosa. Es una necesidad que hay que ir cultivando en el tiempo. La pintura es el resultado de una práctica cotidiana de intentar rehacer el mundo, rehacer el espacio vital que nos rodea. El arte es una inconformidad permanente que te impulsa a seguir y a seguir aun cuando no sabemos cuál será el resultado final.
¿Cuál es el papel de los teóricos en el arte?
No creo que el arte necesite de intermediarios. Ni los críticos ni los curadores, ni los teóricos, ni los académicos hacen arte. El arte lo hacen los artistas y sería muy bueno que se entendieran directamente con la gente. No puede ser, y de hecho no es más importante explicar el arte que hacerlo.
¿Son necesarios los discursos alrededor del arte?
Los discursos sobre el arte siempre llevan una carga intencionada. O intentan enmarcar la lógica del mercado, o establecer categorías académicas, o darle sentido a lo que no tiene sentido. El arte contemporáneo se suicidó cuando se dejó engañar por las tesis de la posmodernidad. Yo creo que sí hay referentes, sí hay historia, sí pertenecemos a un espacio tiempo cultural y político que le da sentido al trabajo creador plástico.
¿Puede el Estado lidiar con el arte?
A la institucionalidad cultural pública le cuesta mucho llevarle el pulso a lo que pasa en el arte. No puede ver el arte en pleno nacimiento, porque pareciera que su finalidad es trabajar con expresiones ya disecadas, momificadas. Es más fácil lidiar con objetos patrimoniales que con necesidades humanas reales y cambiantes.
¿Y entonces el mercado del arte…?
El mercado del arte existe y tiene sus intenciones muy claras, pero los que lo combaten no entienden claramente de qué se trata. Al mercado no se le puede exigir sino que obedezca a su miserable lógica de lucro. A la institucionalidad pública hay que exigirle que sea un mecanismo claro que apoye, reconozca y valore el espíritu del arte nacional en el contexto mundial globalizado, pero le cuesta mucho, es muy lenta, no sabe cómo hacerlo.
¿Debe el arte ser político entonces?
El arte es absolutamente político, pertenece a su tiempo y a su espacio, es producto de la experiencia humana sensible. Siempre se ha intentado contar la historia del arte de una manera falsa. Han querido, y lo han logrado, quitarle la carga política, la carga revolucionaria, la carga subversiva. Y sin esa carga el arte no se entiende, solo queda lo formal, que en sí mismo no es trascendente. Hay que volver a ver la historia del arte y desenterrar los sentidos originales de los creadores. La historia del arte se ha llenado de basura y hay que hurgar allí para conseguir las verdades que se han desaparecido. Los artistas somos militantes políticos. No existe un arte que no sea político. Huirle a lo político es una intención política, y de las mas mezquinas, y si el arte tiene un valor universal es la asociación con la verdad, con las substancias originales de la vida. No creo en el arte de las imposturas. Creo que el artista debe ser un trabajador, un militante, un ciudadano subversivo y revolucionario empapado de su realidad y de su espacio tiempo.