La educación es la base de nuestro desarrollo, no solo porque educados podemos comprender el mundo que nos rodea, sino porque a partir de la educación es que podemos acrecentar nuestras capacidades internas. Así tendría que ser la educación formal. Nos tendría que dar las bases para poder desarrollarnos y para poder discernir qué es lo mejor, frente a un mundo que muchas veces nos engaña.
Como dijo el poeta y pensador cubano José Martí: “Sólo la educación nos hará libres”, con lo cual concuerdo en todo concepto pero, ¿cómo tiene que ser la educación que nos haga libres? Una educación que se impone sobre las culturas a las que está dirigida es una educación que crea humanos-masas y no humanos-libres. Si una cultura se cree la única y se quiere imponer sobre el resto de las culturas, lo único que se logra es una unificación de pensamiento y no la libertad del mismo.
Si queremos imponer una forma de educar, una historia, un pensamiento racional y religioso, lo que hacemos es eliminar las posibles diferencias de opiniones para unificarlos en la única que admitimos y que es la que queremos imponer. De esa forma no se educan personas, sino simplemente estamos formando robots que nos van a ser útiles.
Respetar las distintas concepciones de enfrentar al mundo es crear una educación donde lo importante no es el contenido sino la persona. Donde la historia de la misma se respeta, para poder crear a partir de ella un desarrollo y no una mera acumulación de conocimientos, que pueden llegar a ser útiles pero que no hacen a la persona. Toda cultura tiene una forma de ver al mundo y como se inserta en ese mundo la persona. A partir de esa cultura es que se deberían generar los conocimientos a dar, tanto sean propios de esa cultura como ajenos a la misma.
No respetar el acervo pedagógico de una persona, y tratar de educarlo como si su saber no existiera, no es educar, sino simple y llanamente es dominar. Someter a través de la educación es la forma más cruel de opresión, porque no sólo se domina físicamente sino también intelectualmente, restándole a la persona toda posibilidad de elección.
Una educación para que sea liberadora tiene que tomar las aptitudes propias de cada persona y desarrollarlas. No puede educarse a todas las personas bajo la misma vara y el mismo criterio. Una educación que privilegia los contenidos sobre las personas, es una educación que instruye pero no forma. Para formar a las personas hay que educarlas partiendo de la base que no todos somos iguales y que los contenidos, aunque similares, tienen que estar adecuados a esa concepción del mundo. Las diversas escuelas tienen que dar la posibilidad de que cada persona desarrolle su capacidad y que está tenga una base dada por la formación.
¿Qué es formar en la escuela? Formar en la escuela es darle los conocimientos necesarios al educando complementarios a los que se le da en la casa. La escuela tiene que trabajar en conjunto con el hogar. La escuela no puede ser un ente separado de la familia, ni inculcar valores que no se inculquen en la casa. La escuela no puede reemplazar a la casa, ni dejar toda la responsabilidad educativa en la misma.
Tampoco la escuela debe ser un conglomerado de conocimientos que a los pocos años de finalizada la educación, se olvidaron. Tampoco debe dejar de lado todo conocimiento y preparar a un futuro trabajador, que no tiene ni idea de lo que es la cultura de su pueblo y que existen otras culturas, tan dignas de respeto como la propia.
Formar en la escuela es dar las herramientas culturales para que la persona pueda enfrentar a un mundo, en donde el poder trata de que no pensemos o que pensemos lo que no lo debilite. Todo conocimiento dado en la escuela debe ser apertura de interés, debe dar las herramientas para que el que quiera, pueda desarrollar ese conocimiento por su cuenta.
Formar para desarrollar las capacidades es destacar las posibilidades de cada persona, las aptitudes que tiene esa persona y darle lugar para que se desplieguen. Es darle a cada cual lo que le corresponda. Es construir un mundo donde todos tengamos posibilidad, y que nuestras habilidades no sólo nos permitan vivir dignamente, sino que permitan y posibiliten mejorar el mundo en el cual vivimos.