Doris Wells es una actriz mítica dentro del panorama nacional ¿existe una generación de relevo?
No toda época pasada fue mejor, pero sin duda, algunas situaciones y personajes que han sido relevantes para el mundo del cine y la televisión son imperecederos. Desafortunadamente, a veces el desconocimiento impide que podamos disfrutar de talentos reales en nuestra época tan llena de personajes de oropel.
Redescubrir a Doris Wells, actriz venezolana fallecida en 1988, puede representar una experiencia gratificante porque su figura convoca un período en que el principal requisito para aparecer en las pantallas nacionales era tener habilidades histriónicas.
Actores mediocres hay –y habrá- en todos los tiempos, sin embargo, en los últimos años se han multiplicado los personajes que reinan en esta industria debido a sus caras bonitas, millones de seguidores en instagram y fotos desenfadadas.
Como lo afirmaba el título de una popular telenovela venezolana “Ser bonita no basta” para actuar ni ejercer cualquier oficio. Al menos no debería ser suficiente. Incluso las trabajadoras sexuales necesitan de habilidades eróticas que nada tienen que ver con su apariencia física.
Dijo Ricardo Arjona en una entrevista que se hizo viral una frase que me pareció brillante: “el que dedica tiempo a lo que no le gusta es un idiota”, tomándole la palabra al compositor guatemalteco me comportaré como una idiota en esta columna para hablar de lo que considero una problemática que involucra a los actores de cine y tv, especialmente en Venezuela.
Desde hace algunos años ya, antes de la crisis económica y social, los medios televisivos venezolanos estaban llenos de “actrices” y “actores” que eran algo así como el personaje de aquel viejo tema de Willie Colón: Talento en televisión. Gente sin habilidades histriónicas, pero con cuerpos portentosos y “un trasero que causa sensación” citando a Colón.
Este no es un fenómeno exclusivo de Venezuela, sucede en América Latina y otros países. Muchos han logrado colarse en el mundo del entretenimiento debido a su apariencia física.
Evidentemente la industria amerita de caras bonitas y las hay con un talento tan impresionante como su belleza. Leonardo Di Caprio, Julia Roberts, Edgar Ramírez, Daniela Alvarado (para nombrar dos venezolanos) brillan en las pantallas porque tienen –más allá de belleza- talento. El problema no es la apariencia física, es la falta de preparación de algunas generaciones que creen que ser actor es verse bien en las fotos y recibir likes.
En Venezuela las redes sociales y plataformas digitales están llenas de personajes que colocan en su bio “actor”, pero no tienen ni la preparación ni el talento para brillar en los escenarios. Pareciera que los estándares de calidad se han venido al piso. Aunque muchos buenos actores hacen teatro, debido a la inexistencia de plazas de trabajo y otros se han ido del país y ejercen su talento en otras partes del mundo.
La preparación de las nuevas generaciones de actores venezolanos a veces da la impresión que tiene como escenario Instagram. Modelar, ser bella, tener abdominales pronunciados no forja actores. Y sin embargo, muchas veces la industria los recibe, les da protagónicos y figuración. Crecen los egos, pero el talento sigue siendo minúsculo.
Doris Wells es una actriz mítica dentro del panorama nacional porque realizaba un trabajo impecable. Basta verla en Oriana (1985), La señora de Cárdenas(1977) y el resto de producciones que hizo para la televisión y la pantalla grande.
Al volver a ver cualquiera de esas producciones (casi todas disponibles en la web) es muy fácil percibir su ética de trabajo y compromiso. La preparación que como actriz (sin operaciones, videos eróticos ni filtros de instagram) poseía.
Tengo mucho respeto por los que de verdad desean desarrollar un oficio con seriedad, más allá de las luces, los escándalos y el ruido farandulero. Sin embargo, no dejo de preguntarme: ¿Cuál será el destino de las nuevas generaciones de actores venezolanos? ¿Están preparados? ¿Les interesa la actuación o simplemente la fama?
@luisauguetol