Durante la historia negra de la Argentina, Videla en un reportaje internacional quiso explicar la paradoja legal del desaparecido: «Le diré que frente al desaparecido en tanto éste como tal, es una incógnita, mientras sea desaparecido no puede tener tratamiento especial, porque no tiene entidad. No está muerto ni vivo…está desaparecido»
Nunca esperé volver a tener que hablare de desaparecidos políticos en democracia, nunca pensé que esa figura que era utilizada para callar voces o, para sacar personar molestas, volvería a la Argentina. Ya van dos, Julio López y ahora Santiago Maldonado.
Santiago Maldonado es un muchacho artesano, que vive de acuerdo a su elección de trabajo y cultura. Comprometido con el medioambiente y con las problemáticas de su país, como miles de argentinos que participan en marchas y movilizaciones de acuerdo a su creencia.
Hacía unos meses había salido de Buenos Aires y se había radicado en El Bolsón. Ésta es una localidad mítica del sur argentino, que otrora se había constituido una comunidad “Hippie”, según los que conocen, poco quedó de esa época. Lo que sí quedó una comunidad que trata de sobrevivir estableciendo valores “espirituales orientales” y ecológicos. La mayoría apoyan a los pueblos originarios porque los sienten sus hermanos.
Allí estaba Santiago, cuando decidió visitar a un amigo que estaba en la ocupación de los campos en la localidad de Cushamen, en Esquel provincia de Chubut. El pueblo mapuche reclama por tierras suyas que el estado vendió a Benetton, con ellos adentro, hecho común en muchos lugres de nuestro país. Además reclamaban por la libertad de Facundo Jonas Huala, líder del movimiento de Resistencia Ancestral Mapuche. Allí estaba Santiago cuando Gendarmería el primero de agosto decide reprimir. Balas de plomo, gomas, gases lacrimógenos, todos se repliegan y cruzan el río. Santiago no sabe nadar, se queda de ese lado. Los últimos que lo ven dice que estaba rodeado de gendarmes que lo golpean.
El gobierno acusa al movimiento de promover una lucha armada y querer fundar un país mapuche. Que cuentan con apoyo de Inglaterra (basados en un convenio que una comunidad Mapuche de Chile firmó con una organización inglesa en 1996 y se creó Mapuche International Link, que apoya la lucha de las comunidades Mapuches tanto en suelo Chileno como Argentino, pero no prestan apoyo económico sino de concientización de la problemática Mapuche). Es más, fuentes allegadas al gobierno, mostraron fotos de las armas con la que cuenta la comunidad en cuestión, la revista Infobae saca ésta foto el jueves 10 de agosto.
Durante la dictadura los militares simplemente secuestraban personas y negaban su existencia, no justificaban nada porque tenían el poder de dictadura. Durante la democracia “el poder volvió al pueblo”, lo gobiernos tienen que responder a él. No pueden callar, pero tampoco pueden mentir. Santiago no está en Entre Ríos. Los Mapuches no quieren formar un estado, quieren sus tierras para trabajar y vivir en paz. No hay un ejército mapuche armado. Julio López también desapareció en democracia por un grupo de tareas, cumpliendo órdenes de Miguel Etchecolatz por haber testimoniado en su contra, frente a la inutilidad de un gobierno que nunca pudo romper la estructura paramilitar de ultraderecha que gobierna la inteligencia argentina.
Santiago está desaparecido durante la gestión de un gobierno que desprecia a los pueblos originarios, que anunció en boca de su Ministro de Educación, una nueva Conquista del Desierto, que tiene un concejal, de la localidad de Esquel precisamente, que se enorgullece de tener sólo sangre blanca y nada de Mapuche.
En este contexto Santiago Maldonado está desaparecido, que no se repita la frase de un genocida, que el gobierno de respuestas verdaderas y no mentiras.