Leaving Neverland está dividido en dos partes y en ambas hay acusaciones graves y descriptivas
El documental de Dan Reed que recoge las acusaciones de pedofilia contra Michael Jackson tiene un objetivo claro: dejar al cantante como un pervertido y una mala persona. No importa si crees o no en los testimonios de Wade Robson o James Safechuck. Desde la primera escena no es difícil darse cuenta que Reed pretende mostrarnos que el intérprete de Billie Jean fue un psicópata, un manipulador y un enfermo sexual.
El audiovisual contiene testimonios llenos de detalles sórdidos y situaciones que muestran (según los involucrados) como el cantante sedujo a niños menores de 10 años para orillarlos a tener relaciones con él. En entrevistas con los padres y sus familias podemos presenciar el modo en que –según estos testimonios- se desarrolló cada una de las historias que cambiarían la vida de los involucrados.
Leaving Neverland está dividido en dos partes y en ambas hay acusaciones graves y descriptivas sobre la naturaleza de las relaciones que los involucrados dicen haber tenido con el cantante. Aunque las declaraciones son contradictorias en ocasiones. Más que de abuso, a veces pareciera que están hablando de amor, de una relación, de un vínculo que terminó abruptamente.
La edición del documental es excesiva y mezcla continuamente la historia central (los abusos) con el relato de los problemas familiares y otras desgracias de los participantes. Pareciera que Reed desea conmovernos para que podamos conectar con quienes nos cuentan esta historia sobre mentiras y violaciones sistemáticas.
Los testimonios a ratos parecen forzados, demasiado melodramáticos y afectados. Hablan con tanto énfasis que llega a parecer que actúan, que no dicen la verdad. Además, la dirección del audiovisual no da lugar a la duda, no le importa ver el otro lado de la historia. No quiere contradecirlos ni repreguntar. Acepta en su totalidad sus versiones sin confrontarlas jamás.
Tal y como se cuenta quizás puede ser muy fácil para muchos creer en la veracidad de estos testimonios, sin embargo, cuando las pruebas son las palabras no hay verdades absolutas. Aquí estamos ante el típico caso de “es su palabra contra la del otro lado de la historia”.
Es la palabra de quienes relatan la vida que supuestamente llevaron al lado de Michael Jackson y la versión que él propio artista mantuvo durante toda su existencia. La versión de la familia y amigos del cantante que niegan totalmente su culpa. Además de la declaración de no culpable que recibió de la justicia en su momento.
No obstante, supongo que mi visión sobre Leaving Neverland no es del todo objetiva. Fui una niña en los noventa y de haber sido invitada por Michael Jackson a su mansión seguramente habría ido.
Para quienes no vivieron esos años, puede parecer curioso que un hombre adulto tenga un público infantil tan grande. Sin embargo, así era. En 1990 Michael Jackson era el rey para los niños. Tenía una imagen pura y mágica que generaba una autentica fascinación. Para 1988 cuando estrenó Moonwalker ya era venerado por los niños de todo el mundo, yo fui una.
No obstante, creas o no en lo que te cuenta Dan Reed en Leaving Neverland hay algo muy claro: el director cree que Jackson es culpable y quiere compartir su teoría con el mundo.
Puedes elegir creer su versión o sacar tus propias conclusiones.
Particularmente cuando terminé de ver el documental volví a escuchar Billie Jean con igual alegría y fascinación. No les creí ni una sola palabra.
El documental de Dan Reed puede encontrarse online.
@Luisauguetol