Por: Rómulo Hidalgo
Somos tierra fértil, con capacidad de producir más de lo que somos capaces de consumir, solo que con un chip que tiene un programa que nos hace ser dependientes de la importación y facilistas a la hora de producir, básicamente somos mono productores, y eso, no hace referencia solo al petróleo, sino a los alimentos.
Si nos preguntan a la mayoría de nosotros los venezolanos qué tipo de proteínas comemos, el pollo y la carne será la respuesta de mayor alcance, luego seguramente vendrán los granos y en último lugar será pescado, aunque el pescado es de alto consumo en las zonas de costa, las variedades consumidas son también reducidas, bien si hay cientos de variedades en el mar, al mercado llega casi siempre lo mismo. Pero indiscutiblemente el atún de lata es el preferido por todos, de repente ya no tanto por los costos, pero si todo estuviera normal, si la economía estuviese en orden, el atún de lata sería el ganador de todos los del mar.
Es entonces a mi criterio un poco limitado, culturalmente hablando, el consumo de proteínas en nuestro país. Sabiendo por ejemplo que tenemos un potencial para diversificar la producción, que a nivel vegetal existen proteínas altamente productivas como el chachafruto que es oriundo de los Andes, y del cual se pueden extraer harinas entre otros derivados. Y si hablamos de proteicos de origen animal, en las carnicerías podría haber por ejemplo, chivo, conejo, ovejo, cordero, pavo, búfalo, avestruz, codornices, y no seríamos dependientes de dos tipos de carnes exclusivamente.
Además la industria de alimentos podría ofrecer derivados interesantes provenientes de dichos proteicos alternativos, que pudieran ocupar espacios importantes en los mostradores de los supermercados y carnicerías.
Hemos estado acostumbrados a reducir los rubros que consumimos, mientras que se nos hace creer que tenemos variedad porque vemos miles de marcas de lo mismo, y me pregunto, ¿qué es más variedad? ¿Tener en el mercado 20 marcas de hamburguesas de carne de res o tener 20 tipos de carnes de diferentes animales? ¿es variedad simplemente poder ver lo mismo con etiquetas diferentes? Si es así entonces nuestra mente ha sido limitada a reconocer etiquetas más que productos.
Al mismo tiempo podemos decir que el dilema del huevo y la gallina se nos presenta, ¿qué vino primero, el huevo o la gallina? porque no sabemos si en el mercado no hay mas variedad de productos porque el consumidor no los acepta, o si el consumidor ha sido obligado con estrategias de mercado a ser amante de apenas algunos tipos de alimentos.
A veces parece que es un poco la suma de los dos, hoy en día el que osa innovar en la comida puede vivir el fracaso, puesto que el consumidor lo que quiere es pizza, pasta, hamburguesa y casi más nada, pero al mismo tiempo no es tan simple como para creer que es que el consumidor no quiere algo diferente, sino que a punta de medios de comunicación se ha forjado la mente de los seres humanos para que seamos consumidores de pocos rubros. Tal vez así es más fácil dominar los medios de producción de alimentos, pero para no entrar en temas tan profundos, simplemente hay que preguntarse, ¿no es esta crisis que vivimos una oportunidad infinita de diversificar los medios de producción y llevar al mercado variedad? Yo creo que sí, y si no lo hacemos estaríamos perdiendo una oportunidad de oro para el desarrollo de nuestro país y hasta de nuestra cultura propia, en situaciones como esta es que se construyen nuevas culturas de progreso y de independencia.